Dios guarda mi corazón y mis pensamientos.
“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7
¿Alguna vez te has preguntado a qué se dedica un guarda?
Quizás no, hasta hoy que leíste este pasaje principal y que por supuesto
escuchas o lees que se te hace esta pregunta. Un guarda es aquel que se encarga
de proteger al personal que vive o trabaja en un determinado lugar, y te
preguntarás: ¿de qué los guarda? De peligros y/o ladrones que puedan perturbar
la tranquilidad de sus habitantes, o en otros casos, robarles lo que les
pertenece.
¿Qué relación tiene esto con el versículo principal? Si
vuelves a leer detenidamente el pasaje, te darás cuenta que la Biblia
manifiesta que Dios es quien GUARDA nuestros pensamientos y corazones en Cristo
Jesús, es decir, que si le ponemos atención a su significado, podemos afirmar
que Dios es quien cuida de cada uno de nosotros, y ¿De qué nos cuida? de que
alguien o algo venga a robarnos la paz, o de que en nuestra mente se filtren
pensamientos que perturben nuestra tranquilidad. Cuando lo analizamos de esta
manera concluimos: ¡Qué hermoso es saber que Dios nos guarda! Pero, ¿será que
ésto sucede de la nada, mágicamente, sin hacer nada? O ¿Qué me dice la Palabra?
Pues bien, la Palabra nos dice que para que esto suceda necesitamos orar: “Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6), cuando
oramos lo que sucede es que descargamos todas esas ansiedades, afanes,
tristezas y angustias, delante de Dios, y una vez nos despojamos de todo esto,
a cambio nos podemos apropiar de lo que nos entrega Dios: Su perfecta paz y su
verdad, como dice el pasaje de hoy.
Oración.
«Padre, guarda mis pensamientos y mi corazón, pues muchas
veces dejo entrar ideas, recuerdos, mentiras, que me llenan de confusión,
tristeza y angustia. Gracias porque sé que por medio de la oración puedo
acercarme confiadamente a ti. Enséñame la manera en la que esa perfecta paz,
que tú prometes en tu palabra, sea la que gobierne mi vida, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario