¡Cuán grande es Dios!
“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y
lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el
Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.” 1 Samuel 17:45
¿Cuántos de nosotros quisiéramos responder así a todas
aquellas situaciones adversas que se ven como aquel gigante Goliat? Me
atrevería a decir que muchos de nosotros quisiéramos tener la seguridad de
responder como David en momentos así, pero ¿Por qué será que no lo hacemos?
Cuando meditaba en esto el Señor me remitía a la importancia
de la fe, pues su Palabra dice que “sin fe es imposible agradar a Dios”
(Hebreos 11:6) pero también añade que por falta de ella es que a veces no
solemos enfrentar las situaciones de manera correcta (Hebreos 4:2) ¿Eso quiere
decir que mi fe es muy pequeña y necesito una mayor? ¡No! Pues miremos lo que
dice Mateo 17:20b “si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este
monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” El problema
no está en qué tan grande o pequeña sea nuestra fe, pues como dice el pasaje
podríamos tener una fe tan pequeña como ese granito de mostaza y sería más que
suficiente para ver cosas extraordinarias como la que nos revela el pasaje.
El problema está en que no tenemos fe en esos momentos cuando
estamos frente a esas situaciones difíciles que parecen gigantes, pues nuestra
mirada ya no la ponemos en Cristo sino en la situación, tal como le pasó a
Pedro quien mientras mantenía su mirada puesta en Jesús, el autor y consumador
de la fe, podía caminar sobre aguas profundas, pero una vez se fijó en lo
grande de la tormenta comenzó a hundirse (Mateo 14:22-33).
La conclusión de todo este devocional la resume una frase muy
conocida: “No le digas a Dios cuán grandes son tus problemas, más bien dile a
tus problemas ¡Cuán grande es Dios!”, por lo cual hermanos, sea cual sea
nuestra situación, tomemos las promesas que Dios nos ha dado y aferrémonos a
ellas, poniendo nuestra fe en Cristo nuestro Salvador. Oración.
«Padre Dios, gracias porque sé que siempre puedo contar
contigo, gracias por tus promesas que traen fe a mi corazón, gracias porque
contigo siempre soy más que vencedor en Cristo Jesús, gracias por tu grandeza
pues no hay problema que sea más grande que Tú, gracias Dios por tu Palabra,
amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario