Cuida tus enojos
“La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar
por alto su ofensa”
Todos nos enojamos por diversos motivos.
Hay ira que nos lleva a hacerles bien a otros, como cuando
nos enojamos al ver alguna injusticia. Por ejemplo, la ira justa de Jesús llevó
a la purificación del templo (Juan 2:13-20). Comerciantes se habían apoderado
del templo reservado para la adoración y la ocupaban para vender animales para
el sacrificio. El Señor Jesús los echó y restauró el lugar a su uso original.
La ira también puede desencadenar una serie de circunstancias
negativas que rápidamente se van fuera de control. Decimos palabras que
lastiman a otros. Por tanto, necesitamos ayuda con el enojo y debemos evitar la
compañía de aquellos que influyen negativamente y convertirnos en personas
crónicamente enojadas. La Biblia dice: “No te entremetas con el iracundo, ni te
acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, Y tomes
lazo para tu alma”.
Evalúa tus propias actitudes y palabras. Santiago nos dice:
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de
Dios.
Podemos experimentar la ira sin dejar que se convierta en
pecado o permitir que traiga consecuencias negativas. La Biblia dice: Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al
diablo. Tratar con la ira el mismo día en que surge sirve como elemento
prudente tanto para evitar los resultados adversos que nuestra ira puede causar
como para poner freno a la actividad del diablo en nuestra vida.
Siga las instrucciones de Dios, use los principios bíblicos
para vencer el enojo dañino en su vida. La blanda respuesta quita la ira; más
la palabra áspera hace subir la ira. Oración.
Amado Padre, gracias por tu amor, por tu misericordia por tu
fidelidad y por la provisión diaria en mi vida. Hoy coloco en tu altar todo lo
que produce ira en mí, aleja toda mala palabra con la cual pueda hacer daño a
los demás, que de mí solo salgan palabras sabias, anhelo ser como dice tu
palabra pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. Amen.
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