Coherencia en mi creencia
“Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley
del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el niño crecía y se
fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. Iban
sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; y cuando tuvo
doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.” Lucas
2:39-42
En estos versículos del evangelio de Lucas podemos encontrar
aproximadamente 12 años que muestra la infancia de Jesús, y lo que podemos
observar en ellos es el papel fundamental que tuvieron José y María en la
crianza del niño Jesús.
Después del nacimiento de Jesús sus padres cumplieron con lo
establecido en la ley, mostrando en sus vidas una coherencia entre su creencia
y su vivencia. Dios el Padre les había encargado una gran responsabilidad, y
ellos fielmente empezaban a ejercer su rol de padres enseñándole al niño con
sus actos la Palabra de Dios.
Es maravilloso darnos cuenta que después que el evangelio de
Lucas menciona que José y María habían cumplido con todo lo prescrito en la
ley, se nos diga que el niño crecía y se fortalecía y se llenaba de sabiduría,
y que la gracia de Dios era sobre él, pues sabemos que la sabiduría que
proviene de lo alto está contenida en las escrituras, dándonos a entender que
de igual manera como ellos cumplían los rituales de la ley, también le
enseñaban la Palabra de Dios a su amado Hijo, y todo el favor de Dios estaba sobre
la vida del niño.
Durante estos doce años podemos ver que José y María
mostraron coherencia entre su vivencia y su creencia, dejándonos una gran
enseñanza para poner en práctica en nuestras vidas, a los que son Padres o que
alguna vez lo serán nos insta a que nuestros actos sean el reflejo de nuestra
fe en Jesucristo, para que así nuestros hijos no vean contradicciones entre lo
que predicamos y lo que practicamos
Pero independientemente si somos padres o no, estos pasajes
bíblicos nos impulsan como creyentes a pedirle al Espíritu Santo su ayuda, para
que nuestro carácter sea igual que el de Cristo, y por lo tanto tengamos
coherencia entre nuestra creencia y nuestra vivencia. Oración.
«Padre Dios, te pido que la gracia del Señor Jesucristo y el
poder de tu Santo Espíritu me lleven a formar el carácter de Cristo en mi vida,
quiero que haya coherencia entre mi creencia y mi vivencia, pues como creyente
mi anhelo es poder ser un reflector de tu gran amor. Amén.
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