Cristo nuestro ejemplo de obediencia
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la
obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación
para todos los que le obedecen” Hebreos 5:8-9
Jesucristo lleva al creyente a un estado de obediencia mejor
que el del diseño original en el jardín del edén, porque a diferencia de Adán,
Jesús en su condición de hijo por lo que padeció, aprendió a obedecer en todo
al Padre, y habiendo sido perfeccionado vino a ser autor de eterna salvación,
para todos los que le obedecen como dice: Hebreos 5:8-9
¿Y quiénes son los que obedecen a Cristo?, los que creemos en
Él, pues la obediencia viene por la fe, y la fe por el oír la palabra de Dios.
Así que si Dios dice que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses
4:13, entonces debo creer que puedo obedecer en todo, pues ahora que Cristo
vive en mí, él mismo por medio de su Santo Espíritu nos perfecciona, como dice
1 Pedro 5:10 “10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna
en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os
perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” Y como declara 2 Corintios 3:18
“18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como
por el Espíritu del Señor.”
Y esta obediencia que es producida gracias al amor de Dios
que ha sido derramado en nuestros corazones como dice Romanos 5:5 “5 y la
esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, nos lleva a rendir nuestra
voluntad a la voluntad de Dios cumpliéndose lo que dice Juan 14:21 “21 El que
tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama,
será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Así que
hermanos, escuchemos la exhortación que se nos hace en Filipenses 2:5-8 “5
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”, y pidamos a
Dios que nos lleve por medio de su Espíritu a esa vida de obediencia. Oración.
«Padre Dios, gracias por tu Hijo Jesús, mi mayor referente en
cuanto a la obediencia, gracias porque por medio de tu Espíritu ahora puedo
llevar una vida de obediencia en amor, amén.
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