De tal palo, tal astilla
“Doy gracias a Dios,
al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me
acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;… trayendo a la memoria la fe no
fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre
Eunice, y estoy seguro que en ti también.“ 2 Timoteo 1:3,5
¿Cuántos de nosotros hemos escuchado dichos populares como:
“De tal palo, tal astilla” o “hijo de tigre sale pintado”? Seguramente muchos
de nosotros las habremos oído en alguna ocasión, y cuando lo hemos hecho
entendemos que a lo que hacen referencia es al parecido, ya sea físico o
personal, que tiene un hijo con sus padres. Si en la Biblia tuviéramos que
encontrar este tipo de ejemplo podríamos mencionar a 2 personas: Primero, a
Timoteo, pues en él vemos reflejado (desde pequeño) la fe de su abuela Loida y
de su madre Eunice como nos lo dice 2 Timoteo 1:5; y segundo y más importante,
a nuestro Señor Jesús, pues en cada paso que dio reflejó el carácter de Su
Padre, tanto así que Él mismo lo manifestó en Juan 14:9-10: “Jesús le dijo:
¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que
me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el
Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo
os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí,
él hace las obras.”
Cuando reflexionaba en esto me daba cuenta de la importancia
de lo que le enseñamos a nuestros hijos, pues en Timoteo vemos, que esa
dedicación que había tenido tanto su abuela como su madre, en instruirlo en el
camino del Señor seguían dando fruto años más tarde, tanto así que personas
como Pablo podían notar esa fe no fingida. En el caso de nuestro Señor, al ser
instruido por Dios, vemos cómo otras personas podían sentir admiración al
escuchar sus enseñanzas, pues todo esto lo hacía con autoridad, coherencia e
integridad (Marcos 1:22)
En conclusión podemos entender a través de este devocional
que si Timoteo aprendió a tener fe en Dios gracias a la estrecha relación que
tenía con su madre y con su abuela, quienes le enseñaron la palabra de Dios,
nosotros también podemos aprender, pero por medio de nuestra relación con
Cristo, a reflejar su carácter para que así nos puedan decir: “de tal palo, tal
astilla” (Efesios 4:13) Oración.
«Señor yo quiero reflejar tu carácter a donde quiera que
vaya, pues soy consciente de que he sido enseñada por ti y que si hay a alguien
a quien debo parecerme en forma de pensar, sentir y actuar es a ti. Llévame a
profundizar en mi relación contigo, a conocerte más y a dejar obrar a tu
Espíritu Santo en mí, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
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