Perdonar
“Entonces se
le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun
hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21-22
“soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” Colosenses
3:13
Perdonar es
el acto por medio del cual pasamos por alto el pecado o la ofensa que alguien
hizo contra nosotros, es dejarla ir y no retenerla en nuestro corazón, nunca
más volvernos a acordar de ella (hebreos 8:12). Perdonar, también es un acto de
confianza en Dios, puesto que cuando lo hacemos, estamos manifestando que
creemos lo que Él nos dice por medio de su Palabra. Y la Palabra de Dios nos
enseña que siempre debemos perdonar, no importa qué tan grande sea la falta o
qué cantidad de veces la hayamos recibido, porque el perdón se concede como un
regalo, un favor inmerecido.
Ahora bien,
perdonar como Dios enseña que perdonemos, es algo que solo lo podemos realizar
cuando estamos impregnados del amor de Dios, cuando estamos en la llenura y
comunión del Espíritu Santo, porque no siendo así, lo que resulta de nuestra
naturaleza pecaminosa es solo rencor, amargura, odio, venganza y maldición.
Pero justamente a lo que Dios nos llama es a que, como dice su Palabra en
Colosenses 3:12, nos vistamos como escogidos de Dios, santos y amados, de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de
paciencia.
Por último,
es importante que consideremos que todos en el mundo estamos expuestos a
cometer pecado, no somos perfectos, tenemos faltas y cometemos errores, por lo
que continuamente estamos necesitados del perdón, primeramente de Dios, pero
también de nuestro prójimo; la oración que conocemos como “Padre nuestro”
contiene un texto que dice “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores. ” Mateo 6:12. De modo que, de la misma manera
en que recibimos continua e ilimitadamente el perdón de Dios, perdonemos
también a nuestro ofensor, pues a esto nos ha llamado Dios. Oración.
«Bendito
Dios, gracias por tu perdón, ese favor continuo e inmerecido; gracias porque me
has lavado con la preciosa sangre de tu Hijo Jesucristo, y ya no te acuerdas de
mis pecados y transgresiones; ahora, anhelo hacer lo mismo con quien me ofende,
así que, te pido me ayudes a estar en comunión con tu Espíritu y así llevar el
fruto que quieres que lleve, por Jesucristo mi Señor, amén.
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