Nuestra
justificación
“Porque en
el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito:
Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:17
“Y que por
la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la
fe vivirá;” Gálatas 3:11
Tratamos
frecuentemente de hacer obras que agraden a Dios y nos acerquen a Él, pero con
la misma frecuencia, nos sentimos vacíos y fracasados, porque si bien hacemos
algo que a Dios agrade, también obramos actos que le ofenden, y permanecemos,
así como en un ciclo infinito en el cual no hallamos salida, plenitud o
satisfacción, sino que, por el contrario, permanecen en nosotros la
inseguridad, el temor y la culpa. Pero esto es con justa causa, pues la
Escritura dice que “por la ley ninguno se justifica para con Dios”. En otras
palabras, a través de nuestras propias buenas obras e intenciones, no es
posible que seamos justos delante de Dios, sino que añade la Escritura “El
justo por la fe vivirá;” queriendo decir con esto que, aquel que se acerca a
Dios por medio de la fe y más exactamente por la fe en Jesucristo, será
declarado justo delante de Dios, siendo esta la manera única y correcta de
nosotros poder vivir y agradar a Dios.
Debe ser de
nuestro entero conocimiento que gracias a la obra de nuestro Señor Jesucristo,
ya Dios no nos ve como a pecadores, sino como a redimidos o liberados del
pecado, la muerte y la condenación por la sangre de su Hijo Jesucristo (Romanos
3:23-26). Dice la Palabra en Gálatas 3:28-29 que cada persona que cree en
Jesucristo está revestida de Cristo, significando esto que cuando Dios dirige
su mirada hacia nosotros, ve a su Hijo en nosotros, lo que le permite tratarnos
como a personas justas y dignas de estar en su presencia y de recibir toda su
herencia “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” Gálatas
3:26. De manera que, se nos ha dado a conocer la verdad acerca de nuestra
justificación delante de Dios, para que, como dice la Escritura, creamos y
nuestra vida esté fundamentada y sustentada por la fe (Romanos 1:17). Oración.
«Papá Dios,
la gloria, la honra y la alabanza son siempre y solo para ti, pues eres el
justo y quien nos justifica por la fe en tu amado Hijo, nuestro Señor y
Salvador, amén.
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