El amor a los padres
“Hijos,
obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre
y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien,
y seas de larga vida sobre la tierra.” Efesios 6:1-3
“Oye a tu
padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la
menosprecies.” Proverbios 23:22
La honra a
nuestros padres es un mandamiento que no tiene condiciones ni motivos de
exoneraciones. El Señor Jesús nos lo enseña adecuadamente cuando vemos en su
vida que obedeció total e incondicionalmente a su Padre Celestial, y honró
maravillosamente a su madre terrenal; sus palabras en Juan 6:38 fueron «Porque
he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió.” Y en Juan 19:26-27 encontramos que “Cuando vio Jesús a su madre, y al
discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí
tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el
discípulo la recibió en su casa.”
Una manera
de llevar esto a la práctica en nuestra vida, es identificar el tipo de
relación que hoy tenemos con nuestros padres, pues existen dos opciones, la
primera es estar bajo su autoridad, que aplica para los menores de edad o que
aún viven o dependen de sus padres, y la segunda, no estar bajo su autoridad,
que cobija a aquellos que como dice la Escritura, ya dejaron a padre y madre y
ahora están conformando un nuevo hogar. Sin embargo, independientemente de la
posición en la que estemos, y como decíamos al inicio, el mandamiento es que
siempre los honremos. Entonces, la principal honra de aquellos que aún están
bajo autoridad, es la obediencia; y la honra de aquellos que hoy están en un
nuevo hogar, es la manifestación de atención, cuidado, oración, provisión,
gratitud, paciencia, aprecio, respeto y todo tipo de amor.
El amor no
hace mal a nadie, entonces cuando nos decidimos a amar, nos estamos sometiendo
primera y supremamente a la autoridad de nuestro Padre Celestial, que
finalmente es la que nos llevará a tener una correcta y amorosa relación con
los demás a nuestro alrededor, tal como lo evidencia el ejemplo de Jesucristo
nuestro Señor. Oración.
«Bendito
Dios, gracias por mis papás terrenales, gracias por amarlos, cuidarlos y
guardarlos; gracias por el entendimiento y la humildad que me das para poder
honrarlos en todo tiempo. Te pido que me permitas continuar aprendiendo de tu
maravilloso amor, para que al practicarlo impacte positiva y poderosamente la
vida de cada persona que has puesto a mi alrededor, por Jesucristo, mi Señor,
amén.
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