Cerca de ti
“Mas ¿qué
dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe que predicamos: que, si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación.” Romanos 10:8-10
Muchas veces
pasa que las personas por falta de conocimiento verdadero, creen que no son lo
suficientemente dignas o buenas como para acercarse a Dios, y piensan que eso
es solo para la gente que sirve en la iglesia, hasta llegar al punto de que
teniendo alguna necesidad importante en sus vidas, acuden al servidor de la
iglesia para que sea él quien interceda por ellos. Pero, la verdad es que nadie
es perfecto ni suficientemente bueno en sí mismo como para ir y estar en la
presencia de Dios, pues dice su Palabra en Efesios 2:1-3 que todos los seres
humanos originalmente estamos en la misma condición, muertos en delitos y
pecados, desobedientes e hijos de ira, pero que Dios siendo rico en
misericordia, nos amó y por gracia nos dio vida, salvación, santidad,
justificación y toda riqueza espiritual por medio de su Hijo Jesucristo
(Efesios 2:4-5). Siendo entonces Jesucristo, el único que hace la diferencia
entre aquella persona que confiadamente se acerca a Dios y la que no lo hace.
Pero, como
dice la Palabra de Dios hoy, cerca de nosotros está Él, y lo único que debemos
tener es fe, fe para confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor y fe para
creer en nuestro corazón que Dios le levantó de los muertos, pues dice, así
seremos salvos. Y entonces, una vez que Cristo habita por fe en nuestros
corazones, somos hechos hijos de Dios y miembros de su familia, teniendo todo
el derecho de acceder confiada, libre e ilimitadamente a la presencia de
nuestro Padre (Juan 1:12, Efesios 2:19, 3:12). “Porque hay un solo Dios, y un
solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” 1 Timoteo 2:5.
Oración.
«Padre Dios,
gracias por el conocimiento que me das de tu verdad. Me has amado tanto que aun
cuando estaba muerto en mis delitos y pecados, me diste vida por medio de
Jesucristo, me salvaste y ahora me has adoptado como tu hijo. Gracias por ese
favor inmerecido de poder acercarme a ti con la confianza de que alcanzaré
misericordia y hallaré gracia para el oportuno socorro, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario