La fe lleva
tu corazón de pesebre a Templo
“Y dio a luz
a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el mesón.” Lucas 2:7
“¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”. 1 corintios
3:16
Cuando vemos
el nacimiento del Rey de reyes y Señor de señores en un pesebre, nos damos
cuenta de un mensaje poderoso que habla de humildad, pues Él siendo Dios, se
despojó de sí mismo y vino a habitar en medio de su creación sin lujos ni
privilegios. (Lucas 2:7).
Precisamente
esa humildad es la que se necesita para poder reconocerlo y dejarlo entrar a
nuestra vida, que de manera similar a un pesebre o establo donde están los
animales, no debían oler de la mejor manera, en nuestro caso, nuestras vidas
sin Jesús el único olor que podrían emanar era el del pecado.
De forma
maravillosa ese pesebre de nuestro corazón es el que Dios quiere convertir en
templo, en el templo de su Santo Espíritu. La manera para hacerlo es creyendo,
como dice Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” y como lo declara
1Corintios 3:16 “ ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios
mora en vosotros?”.
Para poder
llegar a creer necesitamos la fe, y como hemos visto, ésta viene por el oír la
palabra de Dios; así que a medida que escuchamos la palabra de Dios nos daremos
cuenta de nuestra condición, y su verdad es la que nos ayudará a quitar el
orgullo para reconocer que necesitamos del Salvador.
Que en esta
navidad podamos reconocer a Jesús como nuestro Señor y Salvador, invitándolo a
reinar en nuestras vidas para que las convierta de un pesebre en su templo.
Esto es posible al creer y orar: Señor Jesús, gracias porque me amas, entiendo
que te necesito, reconozco que he pecado, me arrepiento y te abro las puertas
de mi corazón y te recibo como mi Señor y Salvador personal. Amén. Oración.
«Padre Dios,
gracias porque por la fe en tu Hijo Jesucristo hoy puedo estar seguro que he
sido adoptado como tu hijo, y que como hijo me has dado el privilegio de tener
tu Santo Espíritu en mi vida. Gracias por ese amor tan grande que fue capaz de
venir a vivir en el humilde pesebre de mi corazón. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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