La esperanza de la resurrección
“Aconteció
que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos
varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el
rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún
estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado
en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer
día.” Lucas 24:4-7
“Bendito el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos
hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos” 1 Pedro 1:3
Cuando
miramos la cruz vemos el sacrificio del amor y cuando miramos la resurrección
vemos el triunfo del amor, y es que gracias a la resurrección de Cristo y por
la gran misericordia de Dios todos los creyentes tenemos una esperanza viva
como lo dice 1 Pedro 1:3. Ahora bien, esa esperanza prometida como el Mesías,
el Salvador de la humanidad, que un día se hizo hombre, y vivió entre nosotros,
fue sacrificada por amor, pero por el poder de Dios resucitó, para convertirse
en una esperanza viva que jamás muere, así que Jesús, el Hijo de Dios, es
nuestra esperanza viva, y la esperanza de todo aquel que deposita su fe en Él,
por eso en Lucas 24:5 los ángeles preguntan ¿Por qué buscáis entre los muertos
al que vive?
Por medio de
la esperanza que trae la cruz podemos estar seguros que ahora en Cristo podemos
identificarnos con su muerte y así ya no ser esclavos al pecado y por medio de
la esperanza que trae la resurrección podemos identificarnos con la nueva vida
que trae Cristo resucitado tal y como lo declara Romanos 6:5-11 “Porque si
fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo
seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a
fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido
justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos
con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere;
la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió
una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros
consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro. Oración.
«Señor Jesús
cuan agradecido estoy porque puedo tener una esperanza viva gracias a tu
resurrección, pues tú eres mi esperanza, y sé que contigo lo tengo todo, Amén.
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