Esperanza
renovada
“Y vino uno
de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró
a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las
manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. Marcos 5:22-23
La fe que
llevó a Jairo a postrarse a los pies de Jesús le permitía también depositar su
esperanza en Él, y es evidente que la esperanza y expectativa que tenía Jairo
era que Jesús pudiera salvar a su hija que estaba agonizando. (Marcos 5:22-23)
Ante la
petición de Jairo, Jesús decide ir a ver a la niña, pero en el camino se
encuentra con la mujer de flujo de sangre, situación que podríamos pensar los
retrasa de su misión, y en medio de la cual llegan con la mala noticia de que
la niña ha fallecido, como lo dice Marcos 5:35 “Mientras él aún hablaba,
vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto;
¿para qué molestas más al Maestro?”
Frente a
esta mala noticia, que a cualquiera puede hacerle perder la ilusión, Jesús se
adelanta para darle unas palabras reconfortantes que permiten a Jairo renovar
su esperanza: “Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de
la sinagoga: No temas, cree solamente” Marcos 5:36.
Las Palabras
de Jesús, son las que en todo momento, traen esperanza y nos ayuda a permanecer
confiados caminando al lado de Jesús, así parezca que ya es tarde, o que no hay
solución.
Jairo siguió
caminando al lado del maestro a pesar de la mala noticia y de los malos
consejos de las personas que le decían que se apartara y no molestara más, el
resultado: poder ver el milagro que hizo Jesús siendo testigo del poder de
Dios. “Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es:
Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía
doce años. Y se espantaron grandemente” Marcos 5:41-42
Que, como
Jairo, podamos renovar nuestra esperanza para seguir caminando junto a Jesús a
pesar de las circunstancias. Oración.
«Señor
Jesús, en todo momento recuérdame tu Palabra, que tu Santo Espíritu traiga a mi
mente tus promesas, tus enseñanzas, tus mandamientos, pues estos son los que me
renuevan mi esperanza y me ayudan a seguir caminando de tu mano. Amén.
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