Pensamientos
de poder
«Yo me
acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.» Salmos 3:5
¿Quién no ha
admirado la fe de David? En lo personal yo lo hago, pues me impacta cómo aún en
medio de circunstancias tan difíciles, como la persecución, podía decir con
toda convicción y seguridad que confiaba en Dios. Y claramente las palabras que
vemos en este salmo no son producto de las emociones, ni de las buenas
circunstancias que estuviera atravesando, sino de la fe, pues la fe es: “la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (hebreos 11:1).
No es
casualidad que todo este mes Dios nos haya hablado acerca de las emociones,
porque recordemos: Las acciones son el resultado de nuestras emociones, y las
emociones a su vez son afectadas por los pensamientos que tenemos. Por ello la
fe es trascendental para mantener en equilibrio, tanto nuestros pensamientos,
como emociones y por supuesto nuestras acciones, pues a medida que creemos y
llenamos nuestra mente de la verdad revelada en las Escrituras, se producirán
en nosotros emociones correctas que nos llevarán a actuar de manera correcta. Y
esto es lo que vemos en el ejemplo de David, pues sus pensamientos estaban
impregnados de la verdad de Dios y a lo largo de los Salmos lo podemos
comprobar: «Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré?, Jehová es la
fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?» (Salmos 27:1), “Jehová,
roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él
confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.” (Salmos
18:2), “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que
levanta mi cabeza.” (Salmos 3:3), entre otros.
Esos
pensamientos de poder, llenos de fe en la palabra del Señor, daban como
resultado en la vida de David, paz, que se produce no por la ausencia de
problemas, sino como fruto del Espíritu Santo: “Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7, Isaías 26:3, Gálatas 5:22), pensamientos de
poder que dieron equilibrio a sus emociones y que terminaron reflejándose en
sus acciones: “Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.”
(Salmos 3:5).
Es tiempo de
reflexionar, ¿qué tipos de pensamientos estamos albergando en nuestra mente,
pensamientos llenos de fe, de poder? Oración.
«Padre
quiero mantener mi mente llena de tu Palabra pues veo el gran beneficio que
produce en mi vida el aferrarme a tu verdad, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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