¿Qué pasó
con las emociones?
” Tomó,
pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo
labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol
del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” Génesis
2:15-17.
En el
devocional anterior hablamos sobre cómo Dios crea al hombre con: espíritu, alma
y cuerpo; y cómo en el alma se albergan no solo nuestros pensamientos y
voluntad, sino también nuestras emociones. Concluimos que las emociones son
buenas y fueron puestas por Dios en el ser humano para nuestro bienestar y deleite,
pero sobre todo para estar bajo control. Y aunque las emociones debieron
permanecer en el hombre sujetas y siendo conservadas como Dios las había puesto
(de manera buena), algo sucedió con ellas, y a través de la vida de Adán y Eva
entenderemos qué pasó.
Recordemos
que Satanás está interesado en que el hombre desobedezca a Dios, pero para que
eso suceda debe utilizar su estrategia, la mentira. Lo puedes ver en Génesis
3:1 atacando el carácter de Dios: “¿Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo
árbol del huerto?” Con esta mentira espera que Eva le crea y desconfíe de la
bondad y amor del Señor, y termine debilitando su fe, dando como resultado la
desobediencia a Dios.
El problema
es que Eva al aceptar las mentiras del diablo y desconfiar del carácter de
Dios, debilitó su fe, y con ello, se debilitó todo en ella pues como dice hebreos
11: 6a, “Sin fe es imposible agradar a Dios”. Se afectaron incluso sus
emociones por la falta de fe, pues vemos cómo ante sus sentidos, que hacen
parte de las emociones, el fruto del árbol prohibido ahora no era indiferente
sino bueno, agradable y codiciable (Génesis 3:6). Y es que al debilitarse la fe
terminó dando como resultado la desobediencia: tomando el fruto, comiendo de
él, y además influenciando a su esposo para que comiera al igual que ella.
Esta
decisión de desobediencia a Dios terminó dando acceso al pecado en la vida del
hombre, lo que contaminó hasta las emociones. Por eso hoy en día podemos ver
cómo la suma de nuestra fe debilitada, más el apoyo de las emociones
contaminadas, dan como resultado malas decisiones. Pero, ¡tranquilos! El día de
mañana veremos cómo en Cristo encontramos la respuesta para poner control a las
emociones y tomar decisiones, ya no bajo la influencia de ellas, sino bajo los
principios dados por Dios. Oración.
«Padre, tú
pusiste en mí emociones para que las disfrutara, pero no para que me dejara
dominar por ellas. Gracias porque a través de las Escrituras me revelas cómo
mis decisiones deben siempre estar basadas, no en mis pensamientos, ni en mis
sentidos o emociones, sino en la verdad de tu palabra que es pura y permanece
para siempre, amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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