Paz en medio
de la tormenta
“En seguida
Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra
ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió
al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la
barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era
contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando
sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron,
diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les
habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, ¡no temáis!” Mateo 14:22-27
Qué difícil
es reconocer a Jesús en medio de tanto caos ¿cierto? Sino que lo digan sus
discípulos, quienes por fijarse en el ruido de tanta tempestad y en las grandes
olas que azotaban la barca, terminaron no reconociendo a su Maestro. Por eso
vemos a Jesús animándolos y diciéndoles: “¡Tened ánimo; yo soy, ¡no temáis!”, y
al escuchar estas palabras ¿sus discípulos reaccionaron de forma diferente? Al
parecer no, pues vemos cómo Pedro no está convencido de que sea el Señor y
necesita cerciorarse, por eso manifiesta: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya
a ti sobre las aguas.” Mateo 14:28b.
Leyendo este
pasaje te preguntarás ¿y esto qué tiene que ver conmigo? Pues bien, hablemos
sobre el hecho de que en nuestras vidas también podemos experimentar
circunstancias que nos hicieran pensar que estamos pasando por una gran
tempestad o tormenta, por ejemplo: ante algún diagnóstico médico difícil de
tratar, ya sea tuyo o de un familiar; ante una crisis económica en donde tu
trabajo o el de tu pareja se ve afectado, alterando tus ingresos y por ende la
holgura económica de la cual antes gozabas, ¿cómo te has sentido en esos
momentos? quizás estarás de acuerdo con Pedro, y al igual que él, entenderás
qué es pasar por una tormenta, una llena de: confusión, temor, incertidumbre,
frustración, ansiedad, etc., y es que todo eso que nuestras emociones nos
llevan a experimentar ante diferentes momentos de dificultad en nuestra vida,
se sienten como aquella tormenta en la que estaban Pedro y los demás
discípulos; y al fijarnos, al igual que ellos, en el caos que hay alrededor y
perdiendo de vista nuestra fe en el Señor todo se desequilibra, se debilita, se
desmorona, y empezamos a hundirnos y sumergirnos en el caos de la tormenta, tal
como le sucedió a Pedro (Mateo 14:30), por eso cuán importante es mantener nuestros
ojos en Jesús y recordar que ante esos momentos de dificultad su promesa nos
dice que: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti
persevera; porque en ti ha confiado.» Isaías 26:3 Oración.
«Gracias
Señor porque debido a ti puedo tener paz en la tormenta, y esto solo por la fe
que he depositado en ti, pues cuando mi fe es inamovible pueden venir contra mi
tormentas y grandes olas impetuosas, pero al estar cimentada y firme en tu
palabra mi vida no se cae, ni se derrumba pues tú eres quien me da la
fortaleza, amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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