La oración.
Parte 1
«Mas él se
apartaba a lugares desiertos, y oraba.» Lucas 5:16
El conocer y
creer en la palabra de Dios no es la única clave que podemos utilizar para
tomar decisiones con base a principios bíblicos, pues Jesús nos permite saber a
través de su vida, que hay una clave adicional para lograr esto: la oración. La
oración es la que nos permite tener comunión con Dios, pero, ¿por qué es
importante? ¡Miremos!
Continuando
con el estudio de Mateo capítulo 4, nos daremos cuenta que Jesús, antes de ser
tentado por Satanás, e incluso, antes de comenzar su Ministerio, se había
apartado a un lugar desierto para ayunar y orar por 40 días y 40 noches; pero
si observamos su vida, comprobaremos que no solo se dispuso a orar en estos
momentos, pues si había algo a lo cual Jesús le dedicaba tiempo, era a la
oración. Cristo vivía en constante comunicación con su Padre, buscaba
intencionalmente tener tiempos con Dios, y esto nos demuestra que nosotros
también necesitamos tener diariamente una comunión con Dios por medio de la
oración, pues gracias a esta comunión podremos usar las Escrituras de manera
correcta en los momentos correctos, al igual que lo hizo Jesús.
En
devocionales anteriores vimos el primer ataque de Satanás hacia Jesús, y hoy
veremos cómo insiste en continuar con sus artimañas; ahora la estrategia es que
el Señor decida echarse abajo: “porque escrito está: A sus ángeles mandará
acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie
en piedra.” (Mateo 4:6b), y esto nos revela que Jesús no es el único que conoce
la palabra de Dios, pues el enemigo también la conoce; esto nos debe alertar,
no para tener miedo (pues en Cristo tenemos la victoria), sino para tener
cuidado, pues en muchas ocasiones Satanás intentará tergiversar las Escrituras
para que caigamos en tentación o hasta tomemos malas decisiones. Por eso es
importante la oración, porque a través de nuestra relación con Dios, el
Espíritu Santo nos recordará todo lo que Jesús ya nos ha enseñado, y nos
llevará a discernir cuándo la palabra de Dios está siendo bien o mal utilizada
(Juan 14:26, 1 Corintios 2:11-13).
El día de
mañana continuaremos explicando, por medio del ejemplo de Jesús, por qué la
oración es tan importante. Oración.
«Señor, así
como dedico tiempo a mis relaciones personales, quisiera dedicarme a ti aún más
intensamente, pues quizá no te he buscado lo suficiente. Mi anhelo es que, al
igual que lo hizo Jesús, yo te dedique tiempos de calidad para conocerte.
Gracias porque me has dado tu palabra en donde puedo escuchar tu voz, pero
también me has dado a conocer la oración, que es el medio por el cual yo puedo
comunicarme contigo. Qué honor es saber que el Rey de reyes y Señor de señores
está siempre atento a escuchar mi oración, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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