Volvamos en
amistad con Dios
«Amado, yo
deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como
prospera tu alma.» 3 Juan 1:2
«Vuelve ahora
en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien.
Toma ahora
la ley de su boca, y pon sus palabras en tu corazón.
Si te
volvieres al Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tienda la aflicción;
tendrás más oro que tierra, y como piedras de arroyos oro de Ofir; el
Todopoderoso será tu defensa, y tendrás plata en abundancia.
Porque
entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro.
Orarás a él,
y él te oirá; y tú pagarás tus votos.
Determinarás
asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz.» Job
22:21-28.
El deseo de
Dios es que nos vaya bien en todo; darnos una triple prosperidad, en el alma,
en el cuerpo y en el espíritu. Pero, esto empieza con una búsqueda temprana del
Señor, para que influencie nuestras vidas con sus pensamientos. No se refiere
solo a prosperidad material, ya que la plata sin el temor de Dios se vuelve
miseria y maldición. La mejor inversión es buscar a Dios, hacernos sus amigos,
de tal manera que Él se dé cuenta de todo lo que nos pasa, de todo lo que
necesitamos.
Volvámonos
en confianza íntima al Señor y tendremos paz; todas nuestras preocupaciones
quedarán en las manos del Señor. La palabra «prosperado» viene del griego
“euodoo”, que literalmente significa «ayudar sobre la marcha». Lo que denota
que, la prosperidad divina no es algo momentáneo o pasajero, sino más bien un
estado continuo y progresivo de buen éxito, de bienestar, es el resultado de
tener una relación diaria con Dios y se aplica a todas las áreas de nuestra
vida, restaurando cada una de ellas. Oración.
«Señor, tú
quieres para nosotros prosperidad en todas las áreas de nuestra vida,
espiritual, emocional y material; pero esta debe ser el resultado de una vida
de entrega y dedicación a ti. Gracias porque estás interesado no solo en
nuestro cuerpo, sino en nuestra alma; nuestro cuerpo es el templo de tu Santo
Espíritu, enséñanos a cuidarlo. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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