Señor, que
nuestro hablar y pensar sea tu deleite
«¿Quién
podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva
también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré
íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y
la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mí»,
Salmo 19:12-14
Dios mira
primero nuestros pensamientos y actitudes. No podemos evitar que los pájaros
vuelen en nuestra cabeza, pero sí que hagan nido en ella. A veces evitamos
grandes pecados, pero nos dedicamos a cometer “pequeños pecadillos”. Para Dios
no hay grandes, ni pequeños. Todos los días estamos sometidos a grandes
tentaciones, pero si nos acostumbramos a ceder a pequeñas tentaciones, después
cuando venga la gran tentación no vamos a poder resistir.
La
revelación de la Palabra de Dios, debe llevarnos a revisar nuestro interior y
mirar que «pequeñas cosas» para nosotros, nos están robando la bendición de
Dios. Debemos revestirnos de Cristo, para tener su mente y no alimentar el
pensamiento con otras cosas, un refrán conocido dice» El que tiene rabo de paja
no se arrime a la candela».
No debemos
permitir que nuestra mente se ensucie porque repercutirá en nuestras palabras y
acciones. En el verso 14 dice: «Sean gratos los dichos de mi boca y la
meditación de mi corazón delante de ti», señalando que nuestras palabras y
pensamientos deben ser acordes con la Palabra de Dios y con su voluntad. Que lo
que hablemos y lo que meditemos en nuestro corazón sean el deleite de nuestro
Dios. Nuestras palabras deben reflejar lo que nuestros corazones sienten y
piensan. «De la abundancia del corazón habla la boca» Mateo 12:34b. Recordemos
que cuando resistimos los grandes pecados nos preparamos para vencer aún las
pequeñas tentaciones. Oración.
«Señor,
gracias por morir en la cruz por nuestros pecados, danos la fuerza para
resistir la tentación y no ceder ante ella. Renueva nuestra mente y nuestro
corazón para poder soportar en el día malo y vencer las batallas contra la
carne, el mundo y el enemigo, que anda como león rugiente, para hacernos caer.
Amén Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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