Mi mayor
reto
”Así dijo
Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el
valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se
hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago
misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice
Jehová.”, Jeremías 9: 23-24
Vivimos
inmersos en un mundo superfluo donde se juzga a las personas por su apariencia
externa; se admira y sobrevalora la inteligencia (ciencia), el poder y las
riquezas, cosas que en sí mismas no son malas pero que cuando ocupan un lugar
preponderante en nuestro corazón, nublan el verdadero valor y propósito de la
vida.
En contraste
con este sistema de valores banal, la Biblia nos dice que el verdadero valor
está en lo que llevamos por dentro. En la naturaleza un buen árbol (sembrado
con buena semilla, cultivado en buena tierra, regado con buena agua) dará
frutos buenos, pero un árbol malo (sin una buena fuente de nutrientes, agua o
luz solar) no dará fruto o sus frutos serán tan malos que nadie los querrá
comer. Del mismo modo, los frutos que demos en la tierra dependerán de con qué
llenemos nuestro corazón. ¿Cultivamos nuestro amor y deseo por las cosas
materiales o estamos cultivando nuestra relación de amor y amistad con Dios?
El deseo de
poder, de inteligencia o del dinero no deberían determinar nuestras decisiones
sino ser una añadidura que Dios nos da y utiliza para bendecirnos y bendecir a
otros. Entender y conocer a Dios de una manera íntima y personal nos garantiza
mantenernos en el centro de su voluntad y alcanzar lo mejor del plan que Dios
tiene para nosotros. El reto más grande es este, ir en contra de la corriente y
poner a Dios y su palabra como nuestra prioridad, el fruto sin duda será
admirable: Entender, conocer y ser amigo del Todopoderoso. Oración.
«Señor
Jesucristo, en estos tiempos donde abundan las distracciones es un verdadero
reto buscarte y no sucumbir en el intento; sé que no estoy solo, tu Espíritu me
ayuda en mi debilidad, ayúdame a poner manos a la obra. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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