A donde Dios
te lleve, ve
«Entonces se
levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los
sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a
edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.», Esdras 1:5
El contexto
de estos israelitas que subieron a Jerusalén no era nada alentador, habían
estado por casi siete décadas cautivas en Babilonia bajo la dinastía caldea sin
poder adorar a Dios en su templo, ni cumplir con sus ordenanzas, después de
este periodo de tiempo el rey Ciro de Persia conquistó a Babilonia y en su
primer año de reinado fue “despertado” su corazón por Dios para que decretara
el regreso de los cautivos y la reedificación del templo de Dios en Jerusalén.
Como es de
esperarse muchos de estos hombres debieron sentirse tentados a quedarse: ya
estaban establecidos y habían echado raíces en esta tierra lejana, el viaje era
largo y pesado para sus hijos pequeños y para sus mujeres, y por si fuera poco
Jerusalén estaba completamente en ruinas y los enemigos los asechaban por todos
lados ¿qué harían allí? Sin embargo, el mismo Dios que despertó al rey Ciro,
los despertaría a ellos también para subir y edificar su casa, en otras
palabras, para cumplir un propósito que trascendía los límites de lo eterno:
reedificarían el centro de la adoración al único Dios vivo y verdadero. Estos
hombres vencieron sus temores, dispusieron sus vidas para servir al Señor y lo
lograron.
Disponer
nuestras vidas para servir al Señor implicará muchas veces hacer cosas sin
sentido o ir a lugares inciertos a donde Él nos quiera llevar. La garantía para
tener éxito en todos estos iré y venir la guía y dirección del Espíritu Santo,
de allí la importancia de vivir en comunión y amistad diaria con Dios. ¿He
dispuesto mi vida para el servicio de Dios? ¿Puedo escuchar la voz del Espíritu
Santo cuando me habla? Oración.
«Señor
Jesucristo, siempre que he hecho tu voluntad y me he dejado guiar por tu
Espíritu, tu presencia ha ido conmigo y nunca me has dejado. Una vez más y sin
importar lo incierto del camino te pido que tu Espíritu lo ilumine y me guíe a
donde tú quieras que yo vaya. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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