Guardemos la Palabra de Dios en nuestro corazón
«Hijo mío,
está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus
ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y
medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque
de él mana la vida», Proverbios 4:20-23.
El Señor nos
pide guardar el corazón. El secreto está en dos palabras: oír y hacer. El corazón
es el intermedio entre el alma y el espíritu, debe estar limpio y debe ser el
primero en ser sanado para que produzca buenos frutos y por encima de cualquier
cosa debe ser guardado y cuidado. Porque el corazón es el depósito de toda
sabiduría y la fuente de todo lo que afecta la vida y el carácter del ser
humano, por eso el Señor nos dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su
corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo
malo…”, (Lucas 6: 45a).
Lo que sale
de Dios, trae vida al hombre y medicina a su cuerpo. Esta vida pasa a través
del corazón, por eso en este pasaje, la exhortación divina va enfocada al
corazón que debe estar atento a las palabras de Dios, mostrando genuino interés
en ellas, que las palabras no se aparten de los oídos, es decir, que deseemos
escuchar sus razones y que las palabras no se aparten de los ojos, pues esto
significa firmeza en nuestra decisión. Además dice que hay que guardarlas en
medio del corazón, o sea hacerlas parte de uno mismo. El corazón no está
diseñado para ser el que dicta las órdenes, sino, el que las acata
voluntariamente. Cuando el Señor dice que nos ha dado un corazón nuevo, no es
porque Dios nos dé una nueva voluntad, sino porque por primera vez va a
funcionar conforme al diseño para el que fue formado. Oración.
«Señor, toma
todo el control de nuestra vida y cambia nuestro corazón, que lo podamos
someter a tu voluntad. Sabemos que un corazón nuevo no es algo ya completamente
hecho, sino que cada día hay que renovarlo, hasta que sea conforme a ti;
apártanos del pecado que lo puede dañar y enséñanos a vivir por obediencia y
fe. Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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