Ser los pies del paralítico, parte 2
“¿Qué es más
fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: ¿Levántate,
toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene
potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo:
Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” Marcos 2:9-11
Tenemos una
misión muy importante y hermosa que nos ha sido dada por Dios para que la
cumplamos en la tierra, y es la de salvar vidas; rescatar de la muerte
espiritual a todas aquellas personas que aún están bajo la autoridad de satanás
y que por ende son paralíticos espirituales, incapaces de ir hasta Jesús, quien
es el que los puede levantar y sanar.
No debemos
dudar, la única solución efectiva y definitiva a cualquier dificultad en la
vida de una persona es conocer a Jesucristo. Nuestro Dios tiene la capacidad de
restaurar, perdonar, salvar, sanar, cambiar, proveer, animar y mucho más. No
importa si es la persona más adinerada, si no tiene a Jesús en su vida está
pobre; no interesa que sea el que más capacidad intelectual tenga, si no conoce
a Jesús no es verdaderamente sabio. Tampoco nos debemos fijar si es el que
menos recursos tiene, con que tenga a Jesús en su corazón lo tiene todo y el
Señor se encargará de proveerle para lo demás.
Lo que sí
podemos variar, según cada persona y situación, son las estrategias para llevar
a cabo nuestra misión; para esto, es igual de importante que le pidamos la
dirección y revelación a Dios. Hay algunas generales y básicas que podemos
aplicar, la primera es el amor, que todo lo que hagamos sea con amor porque,
aun si vendiéramos todo lo que tenemos y lo diéramos a los pobres, si no lo
hacemos con amor de nada sirve (1 Corintios 16:14, 1 Corintios 13:3); orar es
otra manera poderosa de llevar a alguien hasta Jesucristo, pues estamos
intercediendo por ella delante de Dios y el Señor hará conforme a su buena
voluntad (Santiago 5:16); también podemos invitar a estas personas a la
congregación, donde con la ayuda de nuestros hermanos les predicaremos el
evangelio de salvación, oraremos por ellas y les mostraremos el gran amor de
Dios en la comunión del Espíritu Santo (Hechos 2:42).
Ser los pies
de los paralíticos es necesario y posible en el amor de Dios, el poder del
Espíritu y la comunión con nuestros hermanos.
Oración.
«Padre, que
el amor que ha sido derramado en mi corazón, por medio de tu Santo Espíritu,
pueda ponerlo en acción en las personas que aún no te conocen; te pido
sabiduría, inteligencia y dirección para saber cómo, cuándo y a qué persona
quieres atraer a ti a través de mí, que todo sea en el poder de tu Espíritu y
de acuerdo a tu voluntad, gracias. En el nombre de Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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