Resistiendo
al maligno
“Someteos,
pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7
Todos los
días estamos expuestos a tentaciones que, con sus mentiras, nos pone el
maligno; mentiras que escuchamos y vemos a través del mundo que no conoce ni
obedece a Dios, pero es nuestra decisión dejarnos seducir al creer en cosas que
van en contra de la voluntad de Dios.
Vemos en la
Biblia cómo nuestro Señor Jesús fue tentado por satanás en el desierto, y algo
de lo que nos podemos dar cuenta es la manera y la persistencia con la que Él
lo enfrentó, porque no fueron una, ni dos, sino tres veces las que el diablo
insistió para hacer pecar a Jesús, pero nuestro Señor resistió y lo
contrarrestó con la Palabra de Dios, por lo que al tentador no le quedó otra
opción sino salir, huir de Él (Mateo 4:1-11). Y es precisamente en lo que el
Señor nos quiere insistir hoy, que aprendamos que, ante la tentación, debemos
someternos a Dios, resistir al enemigo y veremos como él huirá de nosotros.
Someterse a
Dios es poner por encima de mis pensamientos, emociones y sentimientos la
verdad de Dios, llevar todo aquello que he visto y escuchado en la sociedad, a
confrontarlo con la Palabra de Dios; someterse a Dios es aceptar su voluntad
tal y como es, no poner excusas, no sacar fuera de contexto sus mandamientos y
no darles menos importancia a algunos versículos; es decir, como dijo nuestro
Maestro: Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lucas 22:42).
Entonces,
cuando nos sometemos a Dios estamos resistiendo al enemigo y cuando este vea que
estamos firmes e inamovibles en lo que Dios dice, no tendrá más camino que
irse. Oración.
«Padre Dios,
me amas tanto que enviaste a tu Hijo para liberarme de la esclavitud del
maligno y del pecado, y enviaste al Espíritu Santo para que me ayude y me guie
a toda verdad; te pido que cada día me permitas fortalecer mi comunión contigo
a través de Él, para estar en tu voluntad y no dejar que el enemigo me engañe
con sus mentiras que me destruyen, me llevan a desobedecerte y a contristar a
tu Espíritu, por la gracia de tu Hijo Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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