Crecimiento
espiritual
“Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10
Cuando
fuimos rescatados de la esclavitud del pecado por la misericordia de Dios, la
obra del Hijo y nuestra fe en Él, dice la Escritura que fuimos creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó desde antes para que
nosotros viviéramos en ellas; obras que antes no podíamos hacer porque
estábamos bajo la autoridad del maligno, pero ahora, con Cristo en nuestro
corazón y con el sello de su Espíritu en nosotros, tenemos toda la capacidad y
sobre todo el amor para realizarlas.
Así que, es
nuestro deber como hijos de Dios y nuevas personas en Cristo, mostrar en las
acciones de nuestro diario vivir lo que el Padre derramó en nuestro corazón, su
amor (Romanos 5:5); pues es a esto a lo que nos referimos cuando hablamos de
crecimiento o madurez espiritual, que no seamos como niños sin conocimiento que
se enamoran de las vanas cosas del mundo, de sus reinos, su riqueza o su poder
(1 Juan 2:15-17); que tampoco se refleje en nosotros esas malas obras o
actitudes que caracterizan a personas carnales o niños en Cristo, como lo dice
el Apóstol Pablo en 1 Corintios 3:1,3 “De manera que yo, hermanos, no pude
hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo”,
“porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y
disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”
Por el
contrario, debemos procurar que nuestro fruto sea el del Espíritu: el amor, el
gozo, la paz y demás virtudes nombradas en Gálatas 5:22-23 y en Efesios 5:9.
Que nuestro mayor anhelo y éxito personal sea el de llegar a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo, que nuestro carácter sea como lo aprendemos
de Él, un varón perfecto, y que junto a nuestros hermanos lleguemos a la unidad
de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios (Efesios 4:13). Oración inicial
«Padre,
infinitas gracias te damos por tu gran misericordia y amor en Cristo, alabamos
las abundantes riquezas de tu gloria y te reconocemos como nuestro Dios y
Salvador. Te pedimos que aquello tan grande que realizaste por nosotros lo
podamos reflejar en nuestro carácter y en nuestras obras día a día; nuestra
oración en el nombre de Jesús es que nos sigas guiando y sosteniendo con tu
gracia, Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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