Transfórmame
«y habéis ya
olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no
menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por
él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por
hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo
es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de
la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por
otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los
venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y
viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a
ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que
participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente
parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de
justicia a los que en ella han sido ejercitados.», hebreos 12: 5-13
Disciplina,
palabra que no nos gusta, pero que es fundamental para alcanzar la madurez
espiritual. Dios como un Padre amoroso busca corregir a sus hijos, alejándonos
del pecado y del mal camino. Para enseñarnos a través de la disciplina que Él
quiere moldear nuestro carácter y formar nuestra paciencia, con el fin de que
podamos enfrentarnos a cualquier situación en la vida. Dios administra su
disciplina con amor pensando en nuestro bien y utilizará hasta las
circunstancias más adversas para lograr sus propósitos y completar su obra en
nosotros.
No debemos
desalentarnos cuando enfrentamos dificultades y perder la perspectiva de lo que
Dios quiere con nosotros, pues debemos entender que el sufrimiento es el campo
de adiestramiento para alcanzar la madurez cristiana, además desarrolla nuestra
paciencia y convierte en agradable nuestra victoria final.
Cuenta una
historia que un palito de madera se quejaba amargamente mientras su dueño lo
tallaba, le hacía canales y agujeros, pero él no le ponía atención a las protestas
del palo, pues estaba fabricando de aquel trozo de ébano una flauta y era
demasiado sabio para detenerse.
El hombre le
dijo al palito de madera: “sin estas hendiduras, agujeros y cortes, serías un
trozo de ébano inservible, lo que hago ahora te puede parecer que te esté
destruyendo, pero en lugar de destruirte te estoy transformando en una flauta,
tu música deleitará muchos corazones y consolará a muchos que estén afligidos.
Te tengo que cortar para poderte hacer, pues sólo así serás bendición para el
mundo”.
Igualmente,
Dios tiene como propósito hacer de nosotros instrumentos de bendición para el
mundo, que cumplamos una misión, para eso necesita moldearnos y hacer de
nosotros su obra maravillosa que impacte a los que nos rodean. Oración.
«Señor,
gracias porque a través de la disciplina que tú nos das formas nuestro carácter
cristiano, para hacernos crecer y conducirnos a la madurez espiritual y aunque
nos produce tristeza, sabemos que es obra de tu amor, para que no nos perdamos.
Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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