Paz entre
nosotros
“Os rogamos,
hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en
el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de
su obra. Tened paz entre vosotros. También os rogamos, hermanos, que amonestéis
a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles,
que seáis pacientes para con todos.” 1 Tesalonicenses 5:12-14
Algo que
nosotros hemos podido notar a lo largo de nuestra participación en alguna
iglesia local, es la gran variedad de personalidades o temperamentos que
podemos encontrar, y es precisamente por esto que el Apóstol Pablo en su primera
carta a los Tesalonicenses, se ve en la necesidad de escribirnos algunas
instrucciones muy prácticas y precisas para hacer con cada persona en algunos
estados o actitudes que se puedan presentar.
Él Inicia
primeramente dirigiéndose a todos nosotros, rogándonos de manera especial que
tengamos en alta estima y amor a esas personas que Dios ha dispuesto para
nuestra ayuda, es decir, aquellas personas que en el Señor son nuestra
autoridad y siempre están listas a enseñarnos, aconsejarnos, alentarnos, corregirnos
y hasta amonestarnos cuando así lo necesitemos; es importante que aprendamos a
reconocer de cualquier manera su valioso trabajo entre nosotros, es nuestro
deber también, manifestarles nuestro agradecimiento y amor por su diligencia y
disposición en esa obra tan especial, pues no podemos llegar a ser ingratos o
desagradecidos.
Luego, él
nos continúa indicando la actitud que debemos tomar cuando, por cualquier
motivo o circunstancia, algún hermano se encuentre ocioso, desanimado o débil;
para estos primeros es necesario un regaño gentil y preciso, puesto que están
desordenados y sin fruto, a los de poco ánimo nuestro deber es alentarlos o
consolarlos, pues diariamente estamos enfrentando diferentes pruebas que nos
pueden llevar al desánimo, y con los débiles estamos llamados a algo muy
especial, a sostenerlos, lo que quiere decir que es a los que más nos debemos
adherir y debemos estimar, ya que somos miembros de un mismo cuerpo y nos
necesitamos mutuamente. Finalmente, la recomendación general es la paciencia,
que aprendamos a soportar los defectos de los demás hasta que el Señor se
perfeccione en todos.
Y todo esto
es con un propósito muy hermoso, que de hecho fue una de las cosas que de
manera especial nos dejó nuestro Señor Jesús, y es que siempre mantengamos la
paz entre nosotros, que no haya divisiones, envidias, rencores, celos y demás
obras que nos llevan a la desunión entre hermanos y a la infructuosidad en la
obra del Señor. Así que, pongamos en práctica estas claras instrucciones dadas
por Dios para que su paz se manifieste entre nosotros. Oración inicial
«Padre
Santo, eres un Dios que no haces acepción de personas, que no muestras
favoritismo con nadie y que así mismo quieres que yo haga; reconozco que muchas
veces no tengo la suficiente paciencia, tolerancia y empatía con mis hermanos,
por lo que te pido Padre bueno, que seas tú corrigiendo todas aquellas
actitudes que no están de acuerdo a tu voluntad y que me permitas cada día ser
más agradecido por cada una de las personas que has puesto a mi alrededor, sé
que no ha sido por casualidad o sin propósito, pues tú todo lo haces por mi
bien y para tu gloria, en el nombre de Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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