Guerra
espiritual, parte 1
“Sed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar;” 1 Pedro 5:8
Cuando
creemos en Jesús y su Palabra de verdad y lo aceptamos como Señor y Salvador de
nuestra vida, somos hechos hijos de Dios (Juan 1:12), pasamos de estar muertos
en nuestros delitos y pecados, a tener vida juntamente con Cristo y estar
sentados en los lugares celestiales (Efesios 2:4-6), es algo real y
completamente cierto, pero es algo que obtenemos por fe, es decir, por creer en
lo que no vemos, pero que tenemos la certeza que así es y así será, pero sucede
que mientras continuemos en este mundo y con este cuerpo corruptible viciado e
incitado al pecado, existirá una guerra, una batalla espiritual entre mi viejo
y nuevo yo, entre mi naturaleza pecaminosa o mi carne y el Espíritu Santo que
ahora mora en mí, entre lo bueno y lo malo.
Pero, en
muchas ocasiones caemos en el error de pensar que la lucha es contra nosotros
mismos y que la podemos batallar en nuestras propias fuerzas, nos culpamos,
acusamos y juzgamos porque hicimos o dejamos de hacer, nos damos golpes de
pecho y hasta nos defraudamos de nosotros mismos, sin tener en cuenta que todo
ello ha sido por una mala influencia, por una mentira maquinada de nuestro
enemigo que permitimos que se insertara en nuestra mente, pues la Palabra de
Dios es clara cuando describe a nuestro adversario como padre de mentira y
cuando nos enseña que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo y contra
huestes espirituales de maldad (Juan 8:44), (Efesios 6:12).
Y conocer
esto, es precisamente una de las cosas más importantes que debemos saber para
poder ganar una batalla, identificar a nuestro enemigo es parte fundamental de
esta guerra. Hermano, la Palabra de Dios es clara en mostrarnos a nuestro
adversario y advertirnos de sus claras y constantes maquinaciones en nuestra
contra, pero también es contundente en señalarnos que no es en nuestra fuerza o
fortaleza que podemos enfrentarlo, Efesios 6:10 nos dice “Por lo demás, hermanos
míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.” Y es precisamente
ese el llamado que el Señor quiere hacernos hoy, que busquemos su rostro,
estemos en su presencia y nos deleitemos en nuestra intimidad con Él, pues es
la base para poder enfrentar esta guerra espiritual. Oración.
«Señor, me
has hecho tu hijo en Cristo y con Él me has dado todas las cosas, así mismo sé
que por esta bendición de ser llamado tu hijo, tengo un astuto enemigo que como
león rugiente anda buscando a quien devorar; tú eres mayor que él y que
cualquier otro ser creado en la tierra o en el cielo, y mi confianza es que si
tú estás conmigo no hay nadie contra mí. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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