No nos
dejemos arrastrar por el error
«Pero hubo
también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos
maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán
al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.», 2
Pedro 2:1
«Amados, por
la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me
ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la
fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Estos
son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se
apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los
vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras
ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las
cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. Estos son
murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla
cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.», Judas 1:
3,4,12,13,16
«Guardaos de
los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces.», Mateo 7:15
Por esa
doctrina de salvación tan grande que hemos recibido del Señor, pidamos el poder
para contender por ella eficazmente, como hicieron los apóstoles, con valor,
paciencia y sufrimiento, oponiéndose a aquellos que la corrompen y la depravan;
los que sin ser notados se infiltran y cambian la verdad, los que con
atrevimiento toman la exhortación a pecar como un juego porque la gracia de
Dios sobreabunda y creen que no necesitan el perdón de Dios, pecando
deliberadamente y endureciendo su corazón amparados por la magnitud y plenitud
de la gracia del evangelio, no buscan el arrepentimiento.
La epístola
de Judas contiene una de las descripciones más claras de los apóstatas, son
comparados con «nubes sin agua», afirman ser mensajeros celestiales poseedores
de un conocimiento y poder superior, otros «visten de ovejas», son más sutiles
exhibiendo una belleza superficial de forma y propósito, pero niegan al Señor.
Al no tener principios absolutos de la verdad de la Palabra de Dios, cambian
continuamente su posición, por eso, Judas dice que son llevados continuamente
de acá para allá por los vientos.
El Señor nos
hace una advertencia a través de esta epístola, ya que estamos en los últimos
tiempos y muchos de los que predican el evangelio caerán en esto, desvirtuando
la Palabra de Dios. El Señor nos llama a edificarnos, a conocer su Palabra, a
conservar la fe y el amor de Dios en estos tiempos. Él dice en Mateo 24:12 «y
por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará». Es tiempo
de despertar y comenzar a afirmarnos en su verdad, para que no seamos
arrastrados por el error. Oración.
«Señor,
gracias por la verdad de tu Palabra, por trasladarnos de las tinieblas a tu
luz, del pecado a Cristo, de la vanidad a la seriedad, de la inmundicia a la
santidad, gracias por tu obra de gracia en nuestras almas, nos llamaste del
mundo para ponernos sobre él, para llevarnos a cosas más elevadas y mejores,
invisibles y eternas. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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