Guerra espiritual, parte 3
“Vestíos de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del diablo.” Efesios 6:11
Somos
soldados, soldados de Cristo, y como a dignos guerreros se nos ha provisto de
armadura, la armadura de Dios, y debemos vestirnos de ella para poder resistir
en el día malo y estar firmes contra las asechanzas de nuestro enemigo, el
diablo (Efesios 6:11, 13); así que, conozcamos de qué estamos dotados.
Para nuestra
cabeza se nos dota con el yelmo o casco de la salvación, pues es necesario
estar seguros de esto para que no nos dejemos aturdir por el enemigo con
pensamientos de condenación y desesperanza, porque Dios no nos ha puesto para
ira sino para alcanzar salvación por medio de Cristo Jesús (Efesios 6:17, 1
Tesalonicenses 5:9).
En el caso
de nuestro pecho y espalda se nos ha dado la coraza de justicia, con la cual
protegemos nuestro corazón de albergar sentimientos de culpa de pecado, pues
conocemos que Cristo fue hecho pecado para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en Cristo (Efesios 6:14b, 2 Corintios 5:21).
Para
nuestros lomos o cintura se nos brinda el cinturón de la verdad. Meditar en la
verdad de Dios nos permite estar bien ceñidos y preparados, para que cuando
llegue el momento de actuar lo hagamos de manera eficaz y contundente (Efesios
6: 14a).
Como calzado
tenemos el evangelio de la paz. Así como para un soldado ponerse las botas es
estar preparado para la batalla, para un cristiano calzarse con el evangelio es
estar dispuesto y preparado con el buen mensaje de la paz, el cual nos da una
base firme para enfrentar a Satanás y no caer en temor, culpa o servidumbre
espiritual (Efesios 6:15).
De escudo se
nos ha dado la fe, con la cual podemos apagar toda flecha encendida del
maligno, pues creerle a Dios es nuestra mejor arma defensiva ante cualquier
tentación (Efesios 6:16).
Y como arma
ofensiva tenemos la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, a través de
la cual podemos responder a los ataques del enemigo, pues cuando nosotros
pronunciamos y declaramos Palabra de Dios, esta tiene el poder del Espíritu
para penetrar hasta partir nuestra alma, espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discernir los pensamientos y las intenciones del corazón (Efesios
6:17b, hebreos 4:12).
Por último,
como arma universal de guerra tenemos la oración, pues esta debe ser ejercitada
en todo tiempo; es el medio a través del cual nos comunicamos con el Padre por
medio de su Espíritu y así permanecer fortalecidos (Efesios 6:10, 18).
Así que,
valientes soldados de Cristo, no olvidemos quien es realmente nuestro enemigo,
busquemos nuestra fuerza en el Señor y como dice su Palabra, vistámonos de toda
esta armadura divina; así será como resistiremos, permaneceremos firmes y
venceremos una guerra espiritual. Oración.
«Padre de
gloria, por tu poder y misericordia te pedimos que alumbres los ojos de nuestro
entendimiento, para que podamos conocer cuál es la supereminente grandeza de tu
poder que actúa en nosotros y así fortalecernos en ti, en tu potestad, y no
valernos de nuestros propios esfuerzos, al enfrentar una guerra espiritual. Por
Cristo Jesús, Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario