Es por
gracia, parte 3
“¿Qué, pues,
diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna
manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
Romanos 6:1-2
¿Es la
gracia permiso para pecar?
Sabemos que
por el puro afecto de la voluntad de Dios, por su eterno e incomparable amor,
aun cuando nosotros éramos sus enemigos, Él envió a su Hijo a morir en una cruz
por nuestros pecados, por gracia nos salvó por medio de la fe, nos rescató de
la esclavitud de Satanás; sin merecerlo, sin haber realizado ni una obra que
pudiera satisfacer la justicia de Dios y sin ser dignos de tan grande amor, el
Señor nos lavó, nos santificó, nos justificó, su gracia sobreabundó; nosotros
lo único que hicimos fue creer que su Hijo murió en la cruz llevando en su
cuerpo todos nuestros pecados. (1 Pedro 2:24)
Entonces, es
una idea errónea y falta de conocimiento, pensar que como no importó cuánto
pecado o cuánta maldad yo tenía cuando fui salvo, ahora ya con Cristo en mí y
siendo hijo de Dios, menos importará si sigo pecando, justificando que de eso
se trata la gracia de Dios, de recibirla cuando no la merezco o cuando no soy
digno de ella. En realidad, la verdad es esta “¿Cuánto mayor castigo pensáis
que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre
del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
(hebreos 10:29). De Dios no nos podemos burlar, Él es justo y conoce nuestros
corazones; pecar deliberadamente no es un fruto de recibir la gracia de Dios,
sino lo contrario, de estar sesgado y llevado por la carnalidad y por
pensamientos mundanos.
La realidad
y lo que debemos aprender, es a identificarnos con Cristo; la Escritura dice
que si nosotros creemos en Jesús nos debemos identificar con Él, entonces, así
como Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, nosotros debemos
considerarnos muertos al pecado, y así como Él resucitó para la gloria de Dios,
nosotros también resucitamos para vivir en vida nueva, que le agrade y que sea
para su gloria (Romanos 6:4,11).
Si hemos
sido rescatados de la esclavitud del pecado, ¿por qué seguiremos en Él? Ya
somos libres para vivir para Dios en una vida santa guiada por el Espíritu
Santo y no por las obras de la carne; “porque si vivís conforme a la carne,
moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”
(Romanos 8:13). Oración.
«Dios
poderoso, ¡cuánto nos has amado en Cristo! Es inexplicable y a la vez
comprometedor, pues diste a tu Hijo por mí, para adoptarme como tu hijo, por
eso, ahora es así como debo vivir, no como un esclavo del pecado reinando en el
mundo, sino como un hijo del reino de los cielos, por lo que te pido Padre, que
tu gracia que sobreabundó no me sea excusa para pecar, sino el poder para
llevar una vida santa que te agrade y que te glorifique. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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