La Palabra de Dios es útil
«Pero tú has
seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia,
persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en
Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el
Señor…. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de
quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras,
las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús”. 2 Timoteo 3 :10-11; 14-15
“Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra». 2 Timoteo 3:16-17
Qué fortuna para
Timoteo conocer las Sagradas Escrituras desde la niñez, esto le aseguró ir en
la dirección correcta. Pero no nos desanimemos, nunca es tarde para conocerla,
sólo necesitamos un corazón dispuesto.
La vida del
creyente necesita la Biblia como su mapa y la obra del Espíritu Santo como su
brújula, para poder caminar con un rumbo correcto. La Biblia es la Palabra
inspirada de Dios, por eso es confiable, y debemos leerla, estudiarla,
meditarla, pero también pedirle al Espíritu Santo, que nos ayude a aplicarla en
nuestras vidas, sólo así no nos extraviaremos. La Palabra de Dios cambia la
conducta del creyente, es la norma para probar todo aquello que pretende ser
verdad, es el escudo protector para las enseñanzas falsas y es nuestra fuente
de sabiduría para saber cómo vivir; además que es la única escritura que
muestra cómo ser salvos.
Dios nos
quiere mostrar lo que es verdadero y equiparnos para vivir para Él, para saber
cómo llevar a cabo su obra en el mundo, pero depende de nosotros de cuánto
tiempo dedicamos en conocer su Palabra. Nuestro conocimiento de la Palabra de
Dios no será útil a menos que fortalezca nuestra fe, nos lleve a hacer el bien,
nos muestre la ruta de la sana doctrina y de la justicia.
Los
discípulos del camino de Emaús, después de oír a Jesús cambiaron de actitud y
regresaron a Jerusalén. Luc 24:32-33 «Y se decían el uno al otro: ¿No ardía
nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos
abría las Escrituras? Y levantándose a la misma hora, volvieron a Jerusalén, y
hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos».
¿Tenemos un
termómetro en nuestro corazón que mide cuánta importancia tiene la Palabra de
Dios para nosotros? ¿Se ha vuelto mero conocimiento? ¿O arde nuestro corazón
cuando la escuchamos y nos mueve a hacer lo correcto?
No seamos
solo oidores sino hacedores de la Palabra y veremos grandes bendiciones. Que la
Palabra de Dios sea el gozo de nuestro corazón. Oración.
«Señor Jesús
gracias por tu Palabra escrita, y por tu Santo Espíritu que nos ilumina para
entenderla, ¿qué sería de nosotros si no tuviéramos tu Palabra y la guía de tu
Santo Espíritu?, estaríamos perdidos, con hambre y sed de tu justicia, por eso,
gracias por ponerla a nuestro alcance, permite que la amemos, que tengamos celo
por ella y que entendamos que es útil para adquirir sabiduría, para enseñar,
para corregir, para guiar nuestro caminar con Cristo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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