PALABRAS QUE EDIFICAN O PALABRAS QUE DESTRUYEN
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la
que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Efesios 4:29
La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la
ama comerá de sus frutos. Proverbios 18:21
Nuestras palabras son determinantes en nuestra vida, lo que
decimos viene de nuestro corazón (Mateo 12:34) y refleja nuestro estado
interior.
Pero muchas veces usamos nuestras palabras para destruir y
no para construir. La Palabra de Dios nos enseña que procuremos hablar cosas
que contribuyan a La Paz y a la edificación mutua (Romanos 14:19), quitando de
nuestro lenguaje palabras groseras, deshonestas u ofensivas. (Efesios 5:4,
Colosenses 3:8).
El problema radica en que muchas veces sin usar lenguaje vulgar
ofendemos a las demás personas, cuando somos despectivos, cuando humillamos con
cosas materiales, cuando criticamos teniendo como fin que la persona sienta dolor,
pero no que sea corregida con amor.
Edificar a otra persona con nuestras palabras tiene dos
componentes esenciales, la verdad radical y sincera, y la amabilidad
(Colosenses 3:12 , Efesios 4:32), el amor debe ser la motivación con que
corregimos a otra persona, por eso debemos aconsejarlo por medio de la Palabra
de Dios, para que el Espíritu de Dios sea quien lo convenza, de pecado, de
juicio y de justicia. Debemos llevar siempre a la persona con nuestras palabras
a que, cada vez más, ame y confié en Dios para que salga de su error, pues al
final sólo Dios puede cambiar el corazón.
Que nuestras palabras estén sazonadas con la sal del amor,
con la esperanza y paz que abundan en la Palabra de Cristo (Colosenses 3:16),
¿Tus palabras edifican o destruyen? Oración.
Señor, que cada palabra que sale de mi boca sea para
edificar a mi prójimo, para alentar a mi hermano, para animarlo y no para
desanimarle, porque en tu Palabra hay esperanza y verdadero gozo. Amén.
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