SEPARADOS DE DIOS
pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros
y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para
no oír. Isaías 59:2
En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la
ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin
Dios en el mundo.”, Efesios 2:12
Son nuestros pecados los que nos separan de Dios, no porque
Él quiera estar alejado de nosotros sino porque habita en lo alto y santo. Sin
embargo, con el contrito y humilde de espíritu, con el que verdaderamente tiene
un corazón arrepentido, allí hace su morada, para vivificar el espíritu de los
humildes y para vivificar el corazón de los contritos. (Isaías 57:15).
Un Dios santo y puro, que no está lejos sino que por medio
de Cristo nos ofreció reconciliación y acabó con la separación que nos hacía
huérfanos, viudos espirituales, lejos para siempre de su presencia. La sangre
que Jesús derramó al morir nos permite ahora tener amistad con Dios, y entrar
con toda libertad en el lugar más santo, directamente a su presencia, para
gozar de una relación ininterrumpida e íntima con la fuente de vida eterna y
amor. Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso, quitó
lo que nos separaba. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de Él podemos acercarnos
a Dios de un modo nuevo y distinto (hebreos 10:19-20)
Nuestro pecado divide, trae consecuencia de dolor, pero
Cristo, nuestro sacerdote en el santuario eterno, nos limpia y nos une con el
Padre, por eso, mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena
seguridad de que podemos confiar en Él, porque ya estamos libres de toda culpa
(hebreos 10:21-22). Oración.
Señor, ya la culpa que nos separaba ha sido quitada gracias
a Cristo, guíame a vivir en plena confianza porque separado de ti nada puedo
hacer, quiero agradarte con mi fe y mi obediencia a Tu Palabra Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
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