¿SOMOS BENDICIÓN PARA LOS DEMÁS?
Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes,
para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes,
y la suerte cayó sobre Jonás. Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por
qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu
tierra, y de qué pueblo eres? Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová,
Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.", Jonás 1:7-9
Cuando somos obedientes a Dios, somos bendición para los
demás, pero si seguimos nuestro propio camino sin tener en cuenta a Dios, las
personas cercanas a nosotros sufren las consecuencias de no seguir la voluntad
de Dios, como le pasó a Jonás, los del barco tuvieron que lanzarlo al mar para
salvar su vida.
El caso contrario lo vemos en la Biblia como Dios bendecía a
quienes rodeaban a José: “Y sucedió que desde que lo puso a cargo de su casa y
de todo lo que tenía, el SEÑOR bendijo la casa del egipcio por causa de José. Y
la bendición del SEÑOR estaba sobre todo lo que tenía, tanto en la casa como en
el campo. (Génesis 39:5 RVA-2015). También bendijo a todo Egipto, porque Dios
estaba con José.
Esta obediencia es el resultado directo de saber quiénes
somos cuando hemos creído en el Señor Jesucristo y cuál es nuestra misión.
Cuando preguntan a Jonás, qué oficio tienes y de dónde vienes, se refieren a
que él revele su propósito y su identidad real.
Así mismo, debemos tener claro quiénes somos y cuál es
nuestro propósito, la Palabra de Dios nos enseña que somos ciudadanos del
cielo, comprados con la preciosa sangre de Cristo, ministros de la
reconciliación, hijos del Altísimo, con la misión de anunciar las maravillas de
Dios que en su gran amor “nos ha encomendado a nosotros la palabra de la
reconciliación” y quiere que todos a quienes anunciamos este mensaje se reconcilien
con Él (2 Corintios 5:20).
Pero si no estamos siendo quienes debemos ser y no estamos
haciendo lo que debemos hacer, estamos dejando de bendecir a un mundo agobiado
por el mal, vamos en el mismo barco azotado por las tormentas teniendo en
nuestras manos, por medio del evangelio, el poder para cambiar el rumbo de la
vida de muchas personas, iniciando por quienes nos rodean: vecinos, amigos,
cónyuge, están esperando que tu como un Jonas obediente, seas luz para ellos,
un faro en medio de la oscuridad.
Dios puede bendecir toda una nación a causa de un hombre que
hace la voluntad de Dios, ¿eres alguien que obedece a Dios? Oración.
Señor, quiero ser luz para todos los que me rodean, guíame a
hacer tu voluntad, a obedecerte y a ser bendición para todas las personas con
quien me relaciono. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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