NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE – Mateo 4:4
Mateo 4 vs 4
Jesús le respondió: Escrito está: “No sólo de pan vive el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
La palabra de Dios es esencial en la vida de alguien que dice
ser un seguidor de Cristo, porque en primer lugar la Biblia nos enseña cómo ser
un cristiano y luego nos enseña a seguir a Jesús en nuestra vida diaria.
La palabra de Dios fue importante en la vida de Jesús. Lo
sostuvo y le ayudó en los momentos de tentación.
Tenemos que entender que la palabra de Dios es nuestro
sustento. Vivimos de toda palabra que sale de la boca de Dios. Es la palabra de
Dios que nos da la fuerza para enfrentar las realidades y dificultades de la
vida. Por lo tanto, debemos prestar mucha atención a lo que el Señor nos está
diciendo. Tenemos que vivir por la palabra de Dios, de lo contrario vamos a
perecer, como está escrito en Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido porque le faltó
conocimiento.”
La palabra de Dios da estabilidad a nuestras vidas. Jesús
dijo que quien escucha Sus palabras y las obedece es como un hombre prudente
que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y
soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó
porque estaba cimentada sobre la roca. Cuando construimos nuestras vidas sobre
la palabra de Dios podemos enfrentar cualquier tormenta y seguir siendo fuerte
y estable. (Mateo 7:24-27)
La palabra de Dios nos da una seguridad y una garantía de
cumplimiento. Jesús dijo que incluso si el cielo y la tierra pasarán, Sus
palabras nunca pasarán. Dios no es hombre para que mienta, o cambia Su mente.
Podemos confiar en Sus promesas con la plena seguridad de que Él cumplirá lo
que ha prometido. Abraham tenía una fe firme e inquebrantable en las promesas
de Dios, incluso en situaciones desesperadas. (Marcos 13:31; Números 23:19;
Romanos 4:18-21)
El Señor nos habla a través de Sus siervos y profetas en la
Biblia y confirma y cumple lo que Él ha hablado a través de ellos. El Señor
estuvo con Samuel y confirmó todo lo que le había dicho. Por lo tanto, debemos
esperar la confirmación y el cumplimiento de lo que el Señor nos ha hablado por
medio de Sus siervos. (Isaías 44:25-26, 2 Crónicas 20:20; 1 Samuel 3:19)
La palabra de Dios nos libra del peligro y la destrucción. El
Señor envía Su palabra en tiempos de crisis y desesperación y nos sana y nos
libera de la tumba. La palabra de Dios no volverá a Él vacía, sino que hará lo
que Él desea y cumplirá con Sus propósitos. Por lo tanto, debemos recibir la
palabra del Señor y obedecerla y seremos liberados de la condenación eterna.
(Salmo 107:20, Isaías 55:11)
La palabra de Dios nos estimula e inspira nuestra fe. La fe
viene por el oír la palabra de Dios. La palabra de Dios trae claridad y
comprensión en los momentos de perplejidad y confusión. La palabra de Dios trae
un mensaje de paz. Por lo tanto debemos llenar nuestros corazones con la
palabra de Dios que nos dará fe y revelación. No debemos ser fácilmente
perturbados por las diversas voces de miedo y desesperación que quizás nos
rodean. Debemos centrar nuestra atención en la palabra del Señor. (Romanos
10:17; Salmos 119:130, Hebreos 13:5-6; Filipenses 4:6-7)
La palabra de Dios nos da consuelo y tranquilidad en momentos
de dolor y angustia. Nos da descanso y paz dentro de nuestro corazón. Nos da la
esperanza y seguridad de la presencia y asistencia de Dios. Este es un gran
consuelo y fuente de sanación para nuestros corazones rotos. Por lo tanto
debemos buscar nuestro alivio y consuelo de la Palabra de Dios en tiempos de
angustia y dolor. (Salmos 119:49-50; Salmos 85:8; Isaías 41:13)
Deuteronomio 6:6 – nos dice: “Estas palabras que yo te mando
hoy, estarán sobre tu corazón.” Y el Salmo 119:11: “Yo he guardado tus dichos
en mi corazón. . .” La Biblia también compara la Palabra de Dios a una espada.
Hebreo 4:12: “La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada
de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Las personas necesitan más que pan para vivir, hay que
alimentarse de toda palabra de Dios, ya que nos ayuda en los momentos de
necesidad, nos transforma y nos da la comprensión y el aseguramiento de la vida
eterna donde tendremos “el derecho a comer del árbol de la vida, que está en
medio del paraíso de Dios.” (Apocalipsis 2:7)
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