EL PECADO
Pasaje clave: 1º Juan 1:9.
El pecado es cualquier transgresión al carácter santo de
Dios. La esencia del pecado es la independencia de Dios y la rebeldía a su
Palabra. “Hago lo que siento”. “Hago lo que quiero”. “Vivo como quiero”.
2. Lo que Hace el Pecado.
. El pecado destruye la vida espiritual (1º Juan 1:6).
. Perdemos la comunión con los hermanos. Cuando hay pecado no
hay comunión. Hay peleas, divisiones, discusiones. Vemos todo mal y
cuestionamos todo.
. Nos sentimos lejos del amor de Dios. “No siento el amor de
Dios”. “No valgo nada”. “Oro y no pasa nada”. “A mi Dios no me oye”. “En la
iglesia siempre es lo mismo”. Si pecamos y amamos al mundo (la forma de pensar
y actuar de esta sociedad) perderemos la experiencia del amor de Dios.
. Se produce una atadura espiritual (1º Juan 3:8-10). El
pecado pide más pecado. Corta tu fruto espiritual, tu vida de oración, el gozo
y la paz y lentamente todo se va perdiendo. Alejarte de Dios te resulta
natural. Volver a él te resulta muy difícil.
3. Cuatro Modelos Negativos Al Tratar con el Pecado.
Consideremos los siguientes cuatro modelos negativos al
tratar con el pecado:
A. El Modelo de David (Salmos 32:3-4). David procuró esconder
su pecado. Cuando ocultamos nuestros pecados sufrimos. El pecado tiene el poder
de enfermarnos con amarguras, depresiones, angustias y aun físicamente. Si te
callas y te encierras en ti mismo, nunca serás perdonado y restaurado. Nuestro
silencio le da lugar a Satanás para mantenernos esclavizados.
B. El Modelo de Adán y Eva (Gn.3:12-13). Ambos buscaron
culpables y se culparon entre ellos como evasiva para no reconocer su
pecado. ¿A quién culpas cada vez que pecas? ¿A tus padres, a tus hijos, a tu
pareja? ¿A Dios ¿Al diablo?
Pecamos porque elegimos pecar. Pecar es una decisión
personal. Sin embargo, no estamos obligados a pecar, porque hemos sido librados
del poder del pecado (Ro.6:17-18 y 2° Co.3:17). Siempre que culpamos a otros
nos engañamos a nosotros mismos y empeoramos las cosas.
C. El Modelo de Saúl (1° S.13:8-13). El rey Saúl trato de
buscarle explicaciones a su pecado. Buscaba justificarse delante de Dios. “Que
Samuel no llega”. “Que los hombres tienen miedo”. “Que me quedo sin soldados”.
“Que el enemigo se acerca”.
Nosotros actuamos muy parecidos a él. “Pequé porque no me
quedó otra opción”. “En nuestro país son todos corruptos ¿qué problema hay que
yo también robe un poco?”. “Tenemos sexo prematrimonial porque nos amamos”. “La
homosexualidad está bien porque cada uno tiene derecho a ser como quiera”.
“Engaño a mi esposa porque ella no muestra ningún interés sexual”.
Dios no cambia y el pecado tampoco, aunque cambien las
culturas y tratemos de demostrar (o convencernos a nosotros mismos) que no es
“tan malo” lo que hicimos.
D. El Modelo de Judas (Mt.27:3-10). ¿Qué hace Judas? En vez
de enfrentar el problema de su pecado, escapa de él por medio del suicidio. Sin
llegar a ese extremo son muchos los “escapismos” a los que solemos recurrir
para “no pensar” en lo que hicimos y no sentirnos culpables. Consumir drogas,
alcohol, ansiolíticos. Escapar escuchando música, teniendo sexo, trabajando
compulsivamente. Llenarnos de actividades para “no escuchar” las acusaciones
interiores. Etc.
¡Nada de esto sirve para solucionar el problema del pecado!
4. Solo Existe Una Solución: El Modelo de Dios.
¿Qué necesitamos hacer según Prov.28:13 y 1º Juan 1:9 para
solucionar realmente el problema del pecado?
. Confesar: Es reconocer que pecamos y declararle a Dios cuál
es el pecado.
La confesión debe ser pecado por pecado, en voz alta y a
Cristo. Tenemos que decirle toda la verdad a Dios y declarar que su sangre
limpia de todo pecado.
. Renunciar: Es tomar la firme decisión de no seguir andando
por el camino del mal. Me aparto totalmente. Renuncio. Digo “basta con esto, ya
no tiene más parte en mi vida”.
La señal de la renuncia es confesárselo primero a Dios y
después a un hermano maduro y espiritual para que ore por mi vida desatando
cualquier tipo de atadura espiritual (Stg.5:16).
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