David conoció el amor de Cristo, su perdón y restitución
“Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio
también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a
mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.” Hechos 13:22
“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán
dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto
con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha
nacido ciertamente morirá.” 2 Samuel 12:13-14
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo
11:29
Las Escrituras dicen que David era un hombre conforme al
corazón de Dios (Hechos 13:22); pero es necesario aclarar que David fue
aprobado por Dios, no debido a sus obras sino por su fe; gracias al amor de
Dios, amor que recibió precisamente por su fe y humildad, cualidades que
podemos reconocer al leer 1 Samuel 17:34-37, donde nos damos cuenta que David
desde su juventud creía en Dios al depositar su confianza en Él; además tenía
humildad, pues su corazón no se enorgulleció por matar al oso o al león para
proteger las ovejas de su padre, más bien con respeto declaraba que esto
provenía de Dios.
El rey David al igual que muchos creyentes, cometió grandes
errores en su vida, incluyendo pecados vergonzosos como el adulterio y el
asesinato, razón por la que fue amonestado por Dios a través del profeta Natán,
frente a lo cual David no esconde su pecado, ni tampoco se justifica, sino con
humildad lo reconoce y se arrepiente, recibiendo así de Dios, el amor y el
perdón (2 Samuel 12:13). A pesar del arrepentimiento de David, Dios no lo exime
de las consecuencias del pecado, por eso el hijo que esperaba fallece (2 Samuel
12:14), pero más adelante vemos un acto de gracia y restitución por parte de
Dios en la vida de David, pues Dios le da otro hijo. (2 Samuel 12:24-25).
El rey David pudo experimentar en su vida el amor de Cristo,
él conoció este amor profundamente pues tenía a Cristo como Señor (Salmo
110:1). Al igual que David, reconozcamos a Jesús como nuestro Señor,
depositando nuestra fe en Él y en humildad confesemos que hemos pecado, y
esperemos de nuestro Dios su amor, restauración y restitución. Si nos cuesta
hacerlo pidamos a Dios entender lo revelado por Jesús en Mateo 11:29 para que
por su Santo Espíritu aprendamos humildad.
Oración.
«Espíritu Santo, te pido me ayudes a aprender de Jesús la
mansedumbre y la humildad, pues quiero disfrutar de todo ese amor que me has
dado y que trae perdón y restitución. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario