Conocer el amor de Cristo me lleva a entender que Él me amó primero
“Palabra
fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” 1 Timoteo 1:15
“En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1 Juan
4:10
“Nosotros le
amamos a él, porque él nos amó primero.” 1 Juan 4:19
En la
primera carta a Timoteo el apóstol Pablo escribe inspirado por el Espíritu, que
el mensaje del evangelio es digno de ser recibido ya que es verdadero, Pablo
experimentó el hecho de que Jesús viniera al mundo para salvar a los pecadores,
pues fue el propio Cristo resucitado quien se le apareció cuando iba camino a
Damasco respirando aún amenazas y muerte con el objetivo de perseguir y
encarcelar cristianos, por lo cual se consideraba el primero de los pecadores.
(1 Timoteo 1:15)
Pablo pudo
experimentar claramente la verdad revelada en 1 Juan 4:10, pues en realidad él
no había hecho nada para merecer el amor de Dios, por el contrario por la
ignorancia que había en él, se oponía a la obra de Dios, pero a pesar de esto,
en su primer encuentro con el Redentor pudo experimentar el amor de Cristo,
quien en vez de rechazarlo lo buscó, por lo tanto en respuesta a este amor
podemos ver cómo Saulo le dice temblando y temeroso, “Señor, ¿qué quieres que
yo haga?”, respuesta que nos permite entender que por primera vez su espíritu,
sus pensamientos y su voluntad fueron iluminados por ese resplandor de luz del
cielo, el Espíritu Santo, quien lo motivó a rendir su vida a Cristo,
declarándolo como su Señor para luego obedecerlo. (Hechos 9:3-9).
Finalmente,
por Pablo responder y obedecer a la voz celestial, pudo experimentar el amor de
Cristo en su vida y llegar a amar a Cristo cumpliendo lo escrito 1 Juan 4:19 al
punto de declarar “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado
como pérdida por amor de Cristo” (Filipenses 3:7).
Que al igual
que Pablo, el entender que en realidad amamos a Dios porque Él nos amó primero,
a pesar de ser pecadores y no merecerlo, nos lleve a amar a Cristo por sobre
todas las cosas. Oración.
«Gracias
Señor Jesús por amarme, gracias porque tú me amaste a pesar de mis pecados,
gracias porque en respuesta a tu amor ahora puedo amarte y experimentar contigo
ese vínculo perfecto. Amén.
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