Conocer el amor de Cristo me lleva a conocer mi propósito
“Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he
creado, los formé y los hice.” Isaías 43:7
“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto,
y seáis así mis discípulos.” Juan 15:8
“16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.” Juan 15:16-17
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para
que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Juan 14:13
El profeta Isaías inspirado por el Espíritu Santo escribe al
pueblo de Israel que ellos habían sido creados para la gloria de Dios (Isaías
43:7), y esto es igual para todo creyente, pues Jesús dice “En esto es
glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”
(Juan 15:8). Ahora bien, es necesario entender cuál es ese fruto que glorifica
al Padre, el cual todo creyente puede dar, gracias a la obra de Cristo y al
poder del Espíritu Santo. Ese fruto que se menciona en el evangelio de Juan es
el amor, por eso Jesús después de enseñarle a sus discípulos y a nosotros los
creyentes la parábola de la vid verdadera dice “Esto os mando: Que os améis
unos a otros.” (Juan 15:17)
La manera de poder dar este fruto es permaneciendo unido a la
vid, es decir a Jesús, como está escrito en Juan 15:4-5 “Permaneced en mí, y yo
en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la
vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva
mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Y la clave para permanecer
en Cristo es la comunión que lleva a la obediencia, como lo dice Juan 15:10 “Si
guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado
los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Así, al permanecer en
Cristo, seremos llenos de su amor, y aprenderemos a amar a Dios y al prójimo,
dando el fruto que glorifica al Padre. Hermanos, sabiendo lo que dice Juan
14:13, acerquémonos a Dios en el nombre de su Hijo y pidamos llevar a cabo
nuestro propósito, que es glorificarlo, amando como el Señor ama. Oración.
«Señor Jesús, quiero conocerte más, llévame a esa intimidad
donde pueda dar ese fruto de amor que glorifica al Padre, ayúdame a amar como
tú amas, para que muchos sean alcanzados por ti, que amar con tu amor se
convierta en mi propósito de vida. Amén
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