¿Qué se
necesita para seguir a Cristo?
“Tú, pues,
sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda
en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y
también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El
labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo
que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.” 2 Timoteo 2:3-7
Pablo
escribe su segunda carta a su joven discípulo Timoteo y por medio de 3
parábolas describe lo que se necesita para seguir a Cristo:
1. Ser un
buen soldado requiere disciplina: entrenar y prepararse para el arte de la
guerra y llevar una armadura que lo ayude a sobrellevar los duros ataques del
enemigo (efesios 6:10-18); requiere servicio: ser capaz de dar su vida por
defender una causa común, y requiere obediencia: cumplir sin titubear el plan
trazado por su comandante. Finalmente, un buen soldado no se desconcentra de su
misión (no se enreda en los negocios de la vida), sino que marcha con
entusiasmo y valor a la victoria.
2. Ser un
atleta: quién más que un atleta para saber de perseverancia y resistencia, aun
en lo más duro de la carrera y con el cansancio de sus músculos prefiere llegar
a la meta antes que sucumbir a la necesidad de un pasajero descanso.
3. Ser un
labrador: un labrador ama el fruto de su trabajo y por eso cuida con esmero y
dedicación de cada uno de sus sembrados, los abona, los mantiene hidratados y
los poda cuando es necesario.
Así mismo en
la vida cristiana, nuestro caminar con Cristo implica mucha valentía,
perseverancia, disciplinas espirituales (oración, lectura de la palabra, ayuno)
no solamente para mantener nuestra relación personal con Dios, sino para
mantener nuestras relaciones con el prójimo. Nuestro ministerio con el que
servimos a Dios dependerá de nuestra fortaleza espiritual y nuestra
determinación para obedecer la palabra de Dios. Oración.
«Padre de la
gloria ayúdame a ser un buen soldado de tu ejército, a mantenerme firme y sin
titubear en la misión que tú me enseñarás. Quiero luchar como un atleta en esta
carrera de la vida y como un buen sembrador ver un fruto abundante para gloria
de tu nombre. Amén.
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