Dueños de lo que pensamos
“Por lo
demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna,
si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis
y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.”
Filipenses 4:8-9
Somos fruto
de lo que dejamos entrar en nuestra mente, todo lo que empieza por un
pensamiento, se transforma en palabras y termina en acciones. Dado que nuestra
mente es tan importante a la hora de definirnos se vuelve un campo de batalla
donde el bien y el mal luchan por ganarla y el que la gane controlará no solo
lo que hacemos, sino lo que somos.
En los
últimos tiempos está muy de moda el concepto de inteligencia emocional y en
verdad que a los que la desarrollan se les facilita dominar el mundo a su
alrededor; pero Pablo en este versículo va más allá de este mero concepto, su
objetivo es conseguir un cambio real y genuino en nuestro interior. Para lograr
esta transformación y vivir una vida llena de paz y esperanza necesitamos 8
cosas que conscientemente debemos aprender a pensar: lo verdadero, lo honesto,
lo justo, lo puro, lo amable, lo de buen nombre, lo virtuoso y lo digno de
alabanza. Solo diremos que la primera es la puerta de entrada a la
transformación de nuestro ser interior. Pensar en lo verdadero (lo real, lo que
no es producto de la fantasía, ni suena a ficción e hipocresía) solo se logra a
través del conocimiento de la palabra de Dios, de su lectura consciente y de la
meditación constante en la única verdad que como hijos de Dios debe guiar
nuestra vida, recordemos lo que dijo Jesús: “Si vosotros permaneciereis en mi
palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres.” (Juan 8:31-32). Cuando el Espíritu de Cristo viene a
morar en nosotros por la fe, nacemos de nuevo, pero para crecer es necesario
alimentar nuestra alma y nuestro espíritu con el pan de vida que es la palabra
de Dios, las sagradas escrituras.
Pablo
finaliza diciendo que después de llenar nuestra mente de todas estas cosas
maravillosas tenemos que ponerlas por obra: “Lo que aprendisteis y recibisteis
y oísteis y visteis en mí, esto haced”. Pablo nos enseñó el evangelio de
Jesucristo, las obras de este evangelio vienen como un fruto natural de limpiar
nuestro pensamiento lo que redundará en una vida llena de reconfortante paz. Oración.
«Padre Santo
hoy más que nunca soy consciente que mis pensamientos no son los adecuados por
eso muchas veces el temor se apodera de mi vida, ayúdame a llenar mi mente de
tu palabra que es la verdad y así poder disfrutar tu completa paz. Amén.
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