Poder bajo control
“Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi
carga.” Mateo 11: 28-30
Hoy
reflexionaremos acerca de la mansedumbre.
¿Qué es? En
términos muy generales podemos catalogarla como “poder bajo control” un ejemplo
de esto son los caballos pura sangre que con alrededor de 900 kg de puro
músculo y un gran cerebro se rehúsan a usar su fuerza bruta con tal de
sujetarse a las directrices de su jinete. En la vida cristiana somos mansos
cuando teniendo el poder, dado por Dios, de decidir nuestro propio camino,
decidimos someternos a nuestro Creador y obedecer su palabra. Dice la palabra
que la mansedumbre hace parte del fruto del Espíritu Santo, es un regalo
gratuito que recibimos cuando creemos en Cristo y que nos permite caminar bajo
su dirección siempre y cuando nos dispongamos a hacerlo.
¿Qué no es?
La mansedumbre no es debilidad, al contrario, y como vimos es puro poder que
viene dado de lo alto. Poder controlar un carácter carnal y mundano como el de
todos los humanos, renunciar a tener siempre la razón y abandonarse en las
manos de Dios. No es algo que desarrollemos por nosotros mismos, es la obra del
Espíritu de Dios que se desarrolla en una relación íntima de amor con Cristo.
¿Qué reciben
los mansos? Nada más ni nada menos que una herencia completa de paz y
felicidad, como está escrito: “Bienaventurados los mansos, porque ellos
recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5). Cuando lo sometemos todo a Dios y
no dependemos de las circunstancias terrenales, nos convertimos en los dueños
de la tierra. Las preocupaciones por el futuro, las culpas del pasado y las
frustraciones del presente simplemente desaparecen.
Jesús es
nuestro mayor ejemplo de mansedumbre, Dios mismo hecho hombre con todo el poder
y autoridad para destruir a sus enemigos, decidió morir en una cruz por amor a
ellos y por nosotros. Aprendamos de Él y hallaremos descanso para nuestra alma,
porque su autoridad (yugo) es fácil de llevar y su carga liviana. Oración
«Padre de la
gloria cuánto anhelo ser mansa y humilde de corazón como Cristo lo fue, obra en
mi vida este don maravilloso que aliviana mis cargas y me da descanso en las
dificultades de esta vida. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario