UNA CAMINATA
HASTA LA ETERNIDAD
“Bienaventurados
los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. Bienaventurado el hombre
que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el
valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.
Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion”, Salmo 84:4-7
La vida
cristiana es una caminata diaria que comienza desde el momento en que
Jesucristo llega a nuestro corazón y camina a nuestro lado. Pero a veces la
enfermedad, las malas noticias, el rechazo, los ataques del enemigo y los
problemas nos quieren hacer rendir y parar. Es cierto que somos peregrinos a la
ciudad celestial y tenemos que pasar por más de un valle de lágrimas y más de
un desolado desierto, pero Dios está con nosotros por medio de su Espíritu,
quien hará brotar manantiales para sustentarnos y nos dará fuerzas para nuestro
cansancio.
Recordemos
cuando Jesús se encontró con el hombre recostado junto al estanque y que hacía
mucho tiempo que su vida había entrado en un estado de pausa en el que no podía
avanzar, le pregunta si quiere ser sano y si quiere salir de su postración. A
veces nuestra vida entra también en ese estado de inercia y sentimos que ya no
podemos avanzar más. Pero hoy el Señor quiere darnos nuevas fuerzas para que
empecemos a caminar de nuevo y para que lo hagamos sin cansarnos, pero para eso
necesitamos avivarnos en el espíritu.
Levantar el
vuelo como las águilas y quedarnos conectados a la corriente de aire del
Espíritu Santo implica esforzarnos por entrar en la presencia de Dios. Como
dice el pasaje “bienaventurados los que habitan en tu casa y bienaventurado
aquel que tiene en ti sus fuerzas”.
En la medida
que caminemos por donde el Señor nos lleve, nuestras fuerzas seguirán aumentando
y seremos capaces de transformar nuestro valle de lágrimas en un lugar lleno de
manantiales y bendición, porque Él, Todopoderoso, es el que camina a nuestro
lado. Cuando nuestras limitadas fuerzas se encuentran con un Dios ilimitado, el
cansancio y el agotamiento ya no dominarán nuestra vida, sino el poder de Dios.
Nuestro
crecimiento espiritual estando en la presencia de Dios a menudo lo precede el
viaje a través de los áridos lugares de nuestra vida, cuando pasamos por
dificultades y necesitamos depender de Dios. Cuando nos deleitemos en pasar
tiempo con Él, veremos toda la adversidad como un motivo para volver a
experimentar su fidelidad.
Si hoy
andamos por un valle de lágrimas tengamos la seguridad de que nos conducirá
hacia Dios, busquemos su presencia y permitamos que el Espíritu Santo refresque
y reavive nuestro corazón y que cambiemos nuestra tristeza por ríos de deleite.
Recibamos diariamente la fuerza espiritual de la gracia de Dios y continuemos
nuestro camino hacia la eternidad, anhelando cada día más y más de Él. Oración.
"Señor,
gracias por esta promesa de bendición, ayúdame a permanecer en tu presencia y
que tu Santo Espíritu me impulse a volar por encima de las circunstancias como
un águila. Quiero más de ti, llenarme de tu plenitud, es la única forma de
caminar hacia la eternidad, avívame y dame las fuerzas en este peregrinaje.
Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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