La iglesia
un regalo de amor
“Porque de
la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros
tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en
Cristo, y todos miembros los unos de los otros”. Romanos 12:4-5
“De manera que,
si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro
recibe honra, todos los miembros con él se gozan”. 1 corintios 12:26
La iglesia
cristiana es un regalo de amor de nuestro amado Jesús, ya que es más que un
edificio, es un organismo vivo, creado por Dios mismo para cumplir su propósito
de extensión de su Reino en esta tierra. La iglesia es cada creyente en Cristo
y cuando estamos juntos es para amarnos, perdonarnos y animarnos unos a otros.
El Señor nos
llama de diferentes formas:
Su rebaño,
en Hechos 20:28 “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor,
la cual él ganó por su propia sangre”. Nos ha ganado con su preciosa sangre por
eso debemos ser vigilantes y cuidarnos los unos a los otros.
Nos llama
familia, en Gálatas 6:10 “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a
todos, y mayormente a los de la familia de la fe” y por eso debemos gozar de nuestras
relaciones personales, entendiendo que por medio del Espíritu Santo tenemos una
conexión divina que dice que somos “hermanos”, unidos por la sangre preciosa de
Jesús que nos redimió.
Nos dice que
somos un cuerpo, en Romanos 12:5 “así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo
en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”. Por eso nos gozamos cuando
un miembro recibe honra, cuando crece espiritualmente, cuando logra algo para
su vida y nos dolemos cuando enferma, o pasa por un momento de dificultad.
Cuando un miembro sufre todo el cuerpo sufre.
También nos
llama su casa espiritual, en 1 Pedro 2:5 “vosotros también, como piedras vivas,
sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Nuestra
piedra angular es Jesucristo y Él quiere que como piedras vivas crezcamos
fuertes cada día, en su gracia, amor y conocimiento, para no derrumbarnos ante
la adversidad.
Dios nos ha
conectado unos a otros a través de su iglesia con propósitos grandes y debemos
estar agradecidos porque eso ayuda a nuestro espíritu, somos mejores juntos.
Nunca subestimemos la importancia y el poder de las personas que Dios ha
colocado en nuestra vida. No olvidemos a los que sembraron la semilla en
nosotros, los que la regaron y edificaron influenciado con su testimonio
nuestra existencia. Oración.
«Señor
Jesús, oro por mi iglesia local, por mis pastores y hermanos, nos creaste para
vivir en comunidad y ser de bendición los unos con los otros. Gracias por las
personas que han sido claves para influenciar mi vida con su testimonio
personal, por su colaboración y oración para desarrollar los ministerios.
Gracias por que la vida cristiana es mejor cuando estamos juntos y por la
iglesia universal porque un día estaremos todos reunidos delante de ti sin
distinciones, en un mismo amor y sentir. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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