Nada es
secreto para Dios
“Lámpara de
Jehová es el espíritu del hombre, La cual escudriña lo más profundo del
corazón. Proverbios 20:27
Señor,
delante de ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no te es oculto. Salmos 38:9
La
autoconciencia que está en el espíritu del hombre es un don de Dios. Como dice
1 Corintios 2:11 “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino
el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de
Dios, sino el Espíritu de Dios”. Es la capacidad del espíritu de revelar el
porqué de las acciones de manera que no tenemos excusa de no saber lo que
estamos haciendo. Por eso se compara con una lámpara que alumbra y examina
todas nuestras disposiciones y motivos frente a la voluntad revelada de Dios.
Todos los
seres humanos tenemos la capacidad de discernir lo bueno o lo malo, pero cuando
conocemos a Cristo, nuestra conciencia se agudiza con la Palabra de Dios y
entendemos lo bueno y lo malo a la luz de la Revelación de Dios.
Sabemos que
el espíritu humano es la dimensión que nos permite relacionarnos con Dios, esta
dimensión tiene tres funciones: La intuición espiritual que es la que recibe
todas las impresiones de Dios y percibe todas las ideas espirituales como dice
1 Corintios 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente”. La conciencia o nuestra lámpara interior que
es la facultad común de todos los hombres para discernir entre el bien y el
mal. Como dice Hebreos 13:18 “Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena
conciencia, deseando conducirnos bien en todo” y la comunión, es la función que
nos impulsa a tener intimidad con Dios, como dice Salmos 25:14 “La comunión
íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto”; o
sea que nuestro espíritu es el punto de contacto con nuestro amado Dios.
El espíritu
humano es sólo la lámpara, el recipiente que contiene la luz, y hasta que no
estemos llenos del Espíritu Santo, no nos convertimos en la luz, por eso es tan
importante recibir a Cristo para que la luz de Él llegue a nuestros corazones
por medio de su Espíritu. Sólo Dios puede ponernos cara a cara con la verdad
porque Él nos conoce profundamente, dice que conoce todos nuestros deseos y aún
nuestros suspiros no le son ocultos.
Dejémonos
examinar por Dios para que Él sea guardándonos del mal y nos guíe a caminar en
su perfecta voluntad. Oración.
«Amado
Señor, gracias por conocerme, porque sabes los secretos más profundos de mi
corazón, pongo ante ti todos mis deseos y aun lo que suspiro, para que me guíes
con la luz de tu Palabra, examina mi mente y mi corazón, para que me inclines a
hacer lo bueno y para alejarme del mal. Recuérdame que eres el Señor de mi
vida, gobierna en mi interior por medio de tu Espíritu. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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