Todos Juntos
“Y
perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en
el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y
muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían
creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada
uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las
casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos”. Hechos 2:42-47
“Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos,
si tuviereis amor los unos con los otros”. Juan 13:34-35
Muchas veces
quizás hemos oído la palabra “koinonía” en el griego pero, ¿sabemos lo que
realmente significa? Se nos dice que es la comunión entre hermanos, se ve en
términos de igualdad, libertad y fraternidad. Fue un gran desafío para los
judíos de la primera iglesia ya que muchos no podían reconocer a los gentiles
conversos iguales a ellos, por su cultura religiosa los consideraban
incircuncisos y esto trajo algunas divisiones.
El Señor nos
llama a ser uno en Él, porque un hombre en Cristo es parte del cuerpo de Cristo
y mi parentesco con Jesús involucra un parentesco con todos los que han sido
redimidos por Él. Entendamos que Cristo salva a individuos y llegamos a ser
nuevas personas viviendo en una relación con Él y en relación con otros en
comunidad, porque es la manera de desarrollar nuestro carácter cristiano,
cuando aprendemos amarnos los unos a los otros con todas nuestras diferencias.
Nuestra
primera y primordial koinonía es con el Señor y es el Espíritu Santo quien nos
enseña nuestra unión vital con Él, cuando le recibimos en nuestro corazón como
nuestro Señor y Salvador personal. No solo es un don sino una exigencia, ya que
nos lleva a tener koinonía con nuestros hermanos en Cristo. No podemos negar
como los judíos, que todos hacemos parte del cuerpo de Cristo, nos estaríamos
engañando.
Una iglesia
unida y llena de amor es un imán para los que están en el mundo carentes de
esto. Jesús oró por la unidad de la iglesia, oró por nosotros para que fuéramos
testimonio vivo de su amor en el mundo como dice Juan 17:20-21 “Mas no ruego
solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra
de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.
Debemos
entonces retomar los fundamentos de la iglesia primitiva y ser una iglesia que
persevere en la doctrina, en la comunión, en la oración, que sea solidaria, que
esté llena de gozo y donde las señales y maravillas se dan por la presencia
viva del Señor Jesucristo en medio de ella.
Oración.
«Amado Dios,
gracias porque a través de tu hijo amado Jesucristo, ahora podemos estar unidos
a ti y en comunión contigo, en una relación de koinonía que me lleva a la
unidad con mis otros hermanos comprados con la sangre preciosa de Jesús. Nos
has llamado a la unidad para que el amor entre unos y otros sea nuestro
distintivo y también lo que marque la diferencia en este mundo carente de amor
y de perdón. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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