TOMASTE MI LUGAR
"Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios
y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por
su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y
afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja
delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca", Isaías
53:3-7
Recordar las escenas vividas por Jesús cuando iba camino a
la cruz no es placentero, observar una cara desfigurada, su espalda destrozada
por los latigazos, la sangre, el dolor, la tortura y el sufrimiento de Jesús es
desgarrador. Duramente describe Isaías esta realidad vivida por el Salvador,
pero el dolor más grande para Jesús fue la ceguera de su pueblo, escondieron su
rostro de él, fue menospreciado, y no lo estimaron, y dice la Biblia: “Di mi
cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no
escondí mi rostro de injurias y de esputos” (Isaías 50:6).
Fue molido su cuerpo por nosotros, llevó nuestros pecados
sobre sus hombros y murió como un criminal colgado en la cruz y esta imagen de
un Cristo crucificado se ha quedado en la mente de muchos, y simplemente lo
siguen colgando sobre su cuello como un símbolo de idolatría o como un adorno.
Pero su crucifixión abrió la puerta de entrada al trono de la gracia para
reconciliarnos con Dios, alcanzar la vida eterna y el perdón de los pecados de
toda la humanidad. Qué extraordinaria obra de Dios.
Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en por de mí, niéguese a
sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Marcos 8:34b). Seguir a Jesús significa
seguir el camino de la cruz. Es un llamado a morir a nuestro yo, crucificar el
viejo hombre que está viciado conforme a los deseos del mundo y someternos a
Dios. En otras palabras "sígueme" significa
"obedéceme". Oración.
Señor Jesús, conmueve mi alma las escenas que viviste camino
a la cruz, ese era mi lugar y tú lo tomaste por mí, tal fue tu amor que tu
entrega fue total, diste hasta la última gota de tu sangre, y hoy con lágrimas
en mis ojos, te digo gracias mi Señor, mi Salvador, te seguiré por siempre,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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