CRISTO VIVE Y VIVE PARA SIEMPRE
“Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo
de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le
permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino,
y se llevó el cuerpo de Jesús. También Nicodemo, …. Tomaron, pues, el cuerpo de
Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre
sepultar entre los judíos. Y en el lugar donde había sido crucificado, había un
huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto
ninguno. Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y
porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús”, Juan 19:38-42
La muerte y resurrección de Jesús sellan el acontecimiento
más importante de toda la historia, dividiendo el tiempo en un antes y un
después. Pilato, los sacerdotes, y fariseos aseguraron la tumba con una gran
piedra, un sello romano y enfilando una guardia romana de soldados en la
entrada, garantizando la máxima seguridad, de manera que Jesús no tenga opción
de volver a la vida, pero nadie se antepone a los Planes de Dios.
Pensemos en el cuerpo de Jesús yaciendo en una tumba, que
momento tan lúgubre, sus amigos más íntimos llenos de miedo habían huido
despavoridos. Aparentemente Anás, Caifás, Pilato, Judas, Barrabás han
triunfado; la mentira ha prevalecido sobre la verdad, la injusticia sobre la
justicia, la traición sobre la lealtad, el bien sobre el mal, la muerte sobre
la vida, los designios del hombre sobre la voluntad de Dios y cuántos se habrán
preguntado ¿no era este el que se creía Hijo de Dios? ¿Dónde quedó el poder de
hacer milagros? En ese momento cuántas preguntas sin respuesta había.
Tristemente, aún hoy, muchos siguen viviendo como en aquel
sábado lúgubre, en angustia, sin esperanza, sin Dios, en derrota total, pero
Jesús no se quedó allí, dice la biblia: “Y hubo un gran terremoto; porque un
ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra y se
sentó sobre ella” (Mateo 28:2). Dios levantó a Jesús de la muerte, Él resucitó
con gran poder para darnos vida y vida en abundancia. Por tanto, en medio de
cualquier penumbra, desilusión o frustración debemos razonar que hay un nuevo
día y un nuevo amanecer. La luz triunfa sobre las tinieblas, la vida sobre la
muerte, la justicia sobre la injusticia, la verdad sobre la mentira y el amor
sobre el odio. Cristo vive y vive para siempre, busquémoslo, sigamos sus pasos
y así viviremos. Oración.
"Señor Jesús, mucho tiempo viví en derrota, pero, así
como te levantaste triunfante, me has sacado del pozo de la desesperación, del
lodo cenagoso y me has coronado de favores y misericordias. Viviré para tu
servicio. Te amo Señor, amén."
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario