LA CEGUERA DEL ORGULLO.
Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los
soberbios, y da gracia a los humildes. Santiago 4:6
Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los
humildes dará gracia”, Proverbios 3:34
El espíritu de orgullo viene desde que Satanás pecó y su
corazón se enalteció en contra de Dios. Dice la Biblia: “Se enalteció tu
corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu
esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que
miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus
contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de
ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de
todos los que te miran”. (Ezequiel 28.17-18). Por tanto, una persona que camina
con orgullo, puede caer en cualquier pecado. El máximo grado del orgulloso es
considerar que uno no le debe nada a Dios, que no necesita su ayuda en
absoluto.
Desde ese entonces, la humanidad ha sido controlada e
influenciada por el espíritu de orgullo, unos en mayor nivel que otros. Uno de
los efectos que provoca la acción de este espíritu es la ceguera espiritual. la
cual se refleja en testarudez, y dureza de corazón y la única manera de vencer
este espíritu de orgullo es con la ayuda de Dios, Jesús dijo, porque separados
de mí nada podéis hacer.
El comienzo de la humildad es reconocer nuestras
limitaciones, doblegar nuestra cerviz y decidir tener absoluta dependencia de
Dios. Es reconocer que necesitamos establecer una relación personal con Cristo
el Salvador, a través de la oración y su Palabra.
Ahora, si te cuesta trabajo someterte a Jesús, recuerda que:
“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Santiago 4:6. Todos
anhelamos gracia y bendición, queremos el favor de Dios, entonces dejemos que
Cristo impregne su carácter manso, humilde y apacible, caminemos en su
presencia, abramos nuestro corazón para que Él habite en nosotros y que Él
gobierne nuestra vida.
Finalmente. Que vuestra belleza sea más bien la
incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un
espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. (1
Pedro 3:4). Oración.
Padre Amado, te pido la ayuda del Espíritu Santo para que me
ilumine, me de sabiduría y veracidad, y pueda reconocer la altivez de mi
corazón. Ayúdame a no buscar justificaciones a mis actos de prepotencia y
arrogancia, ayúdame doblegar mi cerviz y depender absolutamente de ti. Tu eres
mi Señor y mi Salvador, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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